La antítesis que existe entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona parece extenderse a las películas consagradas a sus jugadores. En Zidane, un portrait du 21e siècle, Douglas Gordon quería mostrar a Zinedine Zidane en acción y desde todos los ángulos posibles, y para tal fin lo registraba a lo largo de todo un partido, jugado con la camiseta del galáctico conjunto blanco. En cambio, Messi apenas filma directamente al ídolo argentino, ya que Álex de la Iglesia prefiere remitirse a las imágenes de archivo de retransmisiones televisivas y a los elogios lanzados por una abultada plantilla de testimonios (compañeros de escuela, jugadores, técnicos, periodistas...).
Lionel Messi se convierte en un invitado ausente de su propia fiesta-película, corroborando implícitamente su carácter discreto, su escasa propensión a hacer una historia de sí mismo. De este modo, su personalidad acaba co
Leer crítica