Bellísima, sí, pero si La gran belleza fuese una fiesta, La juventud sería, en cambio, la resaca, el momento en que Sorrentino aparece para recoger la casa una vez que todos se han ido. Ojalá la película no estuviera tan deshilvanada, y sus momentos de brillantez (porque hay mucha brillantez en una película como esta) estuvieran mejor unidos. Pudo haberte salido redonda, Sorrentino. Y dejaste pasar la oportunidad en favor de machacarnos a punta de aforismos.