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    Leviatán
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    Elcinepormontera E.
    Elcinepormontera E.

    11 usuarios 14 críticas Sigue sus publicaciones

    5,0
    Publicada el 30 de enero de 2015
    Leviathan, bestia marina del antiguo testamento, mitad ballena, mitad serpiente, ha sido el título elegido por Zvyagintsev, para su cuarto largometraje. En una playa de Teriberka, en el círculo polar ártico, un gran esqueleto de ballena simboliza a ese temible monstruo del que los marinos dicen que se tragaban embarcaciones enteras. Algunos también interpretan una alusión velada al tratado del filósofo inglés Thomas Hobbes (1588) en su obra “Leviatán”. En ella argumentaba: “…en la condición de estado de naturaleza todos los hombres son libres y, sin embargo, viven en el perpetuo peligro de que acontezca una guerra de todos contra todos”.foto esqueleto

    El guión, firmado por Zyazynzet y por su colaborador habitual, Oleg Negin, funciona con la precisión de un reloj artesanal suizo. Los diálogos se alternan eficazmente con los silencios, tan descriptivos como las propias palabras. La naturaleza, de una belleza tan extraordinaria como terrible, actúa como un personaje más, contextualizando no solamente el entorno, sino definiendo el carácter rudo de unas gentes cuya máxima diversión consiste en ir de picnic a un lago glaciar, beber vodka y disparar sus escopetas y kalashnikov, contra los retratos de todos los presidentes de la época soviética y la Rusia democrática. No hay secuencias gratuitas, no hay planos que no aporten o refuercen la evolución de la historia y de los personajes. No tardaremos en comprenderlos, apiadarnos de algunos, y de despreciar a otros tantos.

    La cámara acompaña a los actores sin un ápice de intrusismo: sabe mantenerse a distancia cuando es preciso; acercarse sutilmente para reforzar sus gestos, sus impresiones, sus diálogos, o alejarse deliberadamente para dejar al personaje a solas con sus pensamientos. La dirección de Andrei Zvyagintsev es tan soberbia, que no tarda el espectador en penetrar en realidades tan antagónicas a las que vivimos en el cálido occidente. Maneja sutilmente las metáforas visuales, tan llenas de simbolismo en muchos casos, rodadas en largos planos generales, sobre todo para la descripción de la naturaleza. Tengo la sensación de que Zvyagintsev era consciente que la mayor parte de su público estaría en las antípodas de esa Rusia crepuscular que retrata sin concesiones.

    Los actores, hacen gala de la tradicional y afamada escuela rusa de interpretación. La hermosa Lilya (Elena Liadova), el maléfico alcalde Vadim (Roman Madianov) y estoico Kolya (Alexei Serebriakov), rozan la excelencia interpretativa.
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    127.193 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 3 de febrero de 2015
    "Resígnate a tu suerte", consejo de Job quien vivió feliz y conforme hasta los 140 años de edad después de aceptar los designios de Dios, nuestro Señor.
    Leviatán, fabuloso monstruo marino descrito en el libro de Job, la Biblia, inhumano y destructivo, creado por Dios como representación del mal y el demonio.
    La he visto, entendido, razonado y digerido y sigo sin emocionarme; observo su fantástica fotografía, sus cautivantes tonos grises azulados, su lento y pausado caminar, la profundidad de lo descrito pero, no la fuerza y carácter que se derivan de todo ello; canalizo la rabia de la impotencia, la desesperación de poseer la razón y dar igual, la frustración de no importarle a la justica, el martirio de la deslealtad, la tortura y pesadumbre de la felonía, la incógnita del por qué, la duda de la inocencia, la ironía de la culpa pero, aunque la mirada sigue atenta y el cerebro aspira su información, la piel sigue cómodamente relajada y no hay forma de encontrar la pasión ni su fascinación.
    Película rusa de intriga paralizante, thriller de bochorno inquietante, de sinceridad aplastante y desvergüenza no hallada ante una ley que no tiene los ojos vendados y que no es igual para todos, sociedad sucia y apestada donde se práctica la excelente isegoría e isonomía sólo como panfleto institucional ya que, las cartas, muy por adelantado, ya fueron repartidas y la partida hace tiempo jugada, donde todos tienen precio y la verdad hace tiempo fue vendida al mejor postor, mafia que compra jueces, policías al servicio de la mejor oferta, alcade sheriff/amo de su ciudad, políticos recauda dinero al uso del mejor licitador y un hombre, orgulloso de su linaje, amante de su tierra, constructor de su casa, artesano de su hogar, marido frío, padre poco comunicativo, trabajador incansable expuesto a la vorágine de una (in)justicia que sirve al capricho personal del mandatario de turno, con matones a su disposición las 24 horas para cumplir todas sus esperpénticas y provechosas ordenes, y la puñalada inesperada de quien más ama y en quien más confía, herida de dolor mortífero para un desquiciado David que tiene demasiados Goliats contra los que luchar, que le atacan por todos los frentes sin espera ni descanso y, un tercer componente común en uno y en el otro, el ferviente, abusivo e incansable consumo de vodka, bebida etiqueta de identidad de inocentes/culpables, falsos/verdaderos, mentirosos/honestos y de quienes se mueven a ambos lados de la línea según convenga, se tercie y sea oportuno.
    La localización es fascinante, cada escena en exterior es bella postal hipnótica que deslumbra los ojos, paraliza el sonido y asombra al alma pero, tal encanto soberbio no se ve reflejado ni en el sentimiento ni en la tensión ni en la inquietud que despierta, reflexión espléndida de toda la magnificencia vertida y declarada que ni acelera el pulso ni inmuta al corazón, interpretaciones gélidas y profundas, de perspicacia escalofriante por todo lo que dicen sin hablar, sin necesidad de un excesivo diálogo aquí rechazado por ineficiente, innecesario y estar de más que, sutilmente, entra por los oídos, se inhala en su relajada respiración pero resulta bocanada escasa y limitada para mantener el ritmo sensible de la circulación.
    Tu intelecto absorbe pero tu espíritu no siente, tu mente lee pero la esencia de su traducción se evapora por el camino que va de la pantalla al espectador, distancia que entorpece su exquisita degustación y resta puntos a su espléndido recuerdo merecido, el cual, se queda en aplauso cognitivo de ausencia emocional, si tu cuerpo no se cautiva ante el esplendor subliminal de un cuadro de Van Gogh, de poco o nada sirve que conozcas o te informes de la grandeza de dicho autor, se convence y persuade a la razón/la piel va por otro camino y, ese, es el pero de tan loable y matizado argumento, su guión ofrece una retórica magnífica que deja gran ausencia en su práctica.
    Quien no recuerda los versos de ese fabuloso Jesucristo Superstar de Getsemani "...,yo tenía fe cuando comencé, ahora estoy triste y cansado...,¿y que más puede un hombre hacer?..., mi camino de tres años...,ya son miles ¿por qué entonces tengo miedo de que ya todo termine?..., Dios, yo no empecé, fue tu voluntad, dame el cáliz de amargura, clava, azota, rompe, mata pero hazlo pronto o yo, me voy a arrepentir...,; tres cruces, de navaja como las de Mecano pero no sólo por una mujer, soporta este nunca santificado mártir, una en la frente contra la que luchó y no ganó, otra en el pecho la que le hirió a traición sin ser vista ni anticipada, otra en la glorificación de la mentira que se convierte en sentencia firme de verdad dicha y bendecida por vida, ¡ni la cruz de Jesucristo pesaba tanto al subir al calvario!
    "Dios no mora en fuerza sino en verdad..., la verdad es el legado de Dios", devastación humillante de agónica sentencia en la que Dios, esta vez, tomó partido y se olvidó del libre albedrío.
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