Últimas opiniones : Tarde para la ira - Página 2

Incluso siendo una buena película, no lo es tanto como la pintan. Ha de destacarse, por encima de todo, el trabajo del debutante Arévalo en la interpretación de sus actores -De La Torre y Callejo están excelentes- como en el de la ambientación y fotografía, dándole el tono sucio que exige la historia. Por lo demás, la película tiene un arranque demasiado lento, y un final por el que merece la pena esperar. Con todo, el ADN español se incluye ignífugo en las entrañas de la cámara.

La película está bien, bien dirigida, bien de actuación, buena fotografía... Pero le falta algo que no termina de convencer. Quizás sea el bajo presupuesto que la hace parecer mediocre, no se, sales del cine sabiendo que no has visto algo importante. En fin, merece la pena verla, pero seguramente no pagar una entrada de 9 €.

No sé puede decir que sea una mala película. Bien dirijida y bien interpretada sin embargo sales igual que entras. Me esperaba algo más. Lenta y aburrida.

Tiendo a ser positivo con mis críticas sobre las películas, quizás en otro momento de mi vida me guste más pero por ahora me dice poco... Raúl Arevalo es un gran actor pero como director esperaba mucho más de él. Una vez más se demuestra con la gala de los Goya el mamonéo que hay en esta industria...

Hacía tiempo que una película no me sorprendía tanto y eso que dicen los agoreros que lo español no vale. Me parece que huele a premios como los Goya porque todo en ella rebosa calidad. La atmósfera, los actores, la trama, dirección... ¡todo!. Por favor, eso sí... como casi todas las películas es merecedora de verse en el cine, ¿donde si no?

A la hora de criticar esta película es difícil no tener en cuenta el bajo presupuesto, y que es la primera película como director de Raúl Arévalo. Se puede ser mejor director que actor? Se puede, se puede (Ben Affleck). Creo que puede tener un gran futuro, en todo momento se nota que detrás de la cámara hay alguien que sabe mucho de cine, lo que sorprende siendo la primera película que dirige.
El argumento se va planteando poco a poco (sobre todo al principio, luego coge mas velocidad), con el personaje de Antonio de la Torre haciendo amistad con una mujer cuyo marido lleva 8 años en la carcel por un robo que salió mal, con víctimas de por medio. Poco a poco se van adivinando sus intenciones, planteándonos una venganza tardía, muy justificada. Lo que sucede es que tras ocho años las personas cambian, algunas para bien, y surgen dudas en el protagonista, porque como casi siempre las cosas no son blancas o negras. GRAN PELÍCULA ESPAÑOLA, vayan al cine a verla!!!

Pedazo de película de las que acompaña a casa una vez sales del cine. Estupendo y sutil guión con un excelente reparto y la mirada y el talento de un nuevo y portentoso director

GRANDIOSA. Es lo que me ha parecido esta película. Para los que siguen criticando el cine español...
Ritmo vertiginoso de principio a fin con un Antonio de la Torre que, bueno, siempre está perfecto así que sigue en su línea.
Me encanta salir del cine con esa sonrisa, esa sensación de felicidad que consigue una película tan bien hilada como esta.

Espero que Raúl Arévalo nos siga regalando joyas como esta aunque va a estar muy difícil superar esto.

“Yo cojo una escopeta y lo mato”. En España, país de dualidades, de hermanos enfrentados y de pasiones desatadas, la ira es algo común. En algunos bares hasta se sirve al gusto del consumidor: la tienes caliente, de la que explota en cuestión de segundos por una mala partida de cartas; y la tienes fría, de la que te va llenando por dentro, gota a gota, hasta colmatar los sentidos de rabia. Raúl Arévalo ha rodado una película sobre la España negra, con todo su folclore, su pringue y su macabra concepción de la cultura de la muerte, siempre presente en el ambiente, conformando una ópera prima de la que presumirá orgulloso como futuro exponente del género y como una de las mejores obras de un autor novel en nuestro país, quizás desde La Noche de los Girasoles (2006), de Jorge Sánchez-Cabezudo.

El actor y aspirante a director se atreve a comenzar su película con un plano secuencia en el interior de un coche, rodado con el pulso necesario como para agarrar al espectador del cuello y no volver a soltarlo hasta el final. Es una secuencia que muestra lo nefasto en que resulta el atraco a una joyería, suceso que encenderá la mecha de toda la violencia descarnada a la que asistiremos después, tras una serie de capítulos que amenizan el montaje y presentan a los protagonistas de la historia y el contexto que los envuelve. Contar más del argumento sería tan cruel como la naturaleza de los acontecimientos que se suceden.

La película aprovecha las limitaciones de ser rodada en formato Súper-16, característico de estudiantes y películas caseras, para mostrarse llena de ruido y suciedad, con la cámara siempre pegada a la nuca o al rostro honesto de los personajes, consiguiendo transmitir, sin obstáculos de por medio, la tremenda carga dramática que arrastra cada uno de ellos; los fogosos arrebatos de violencia que los poseen; y el reguero de sangre y sentimientos que derraman por el camino.

Si algo funciona formidablemente bien en la película de Arévalo, además de sus personajes (Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Manolo Solo…todos merecen una crítica aparte) y su narrativa seca y tortuosa, es la catarsis. Mostrar a un hombre destrozado por el dolor y cercenado por el paso maligno del tiempo, abandonado a la culminación de la más fría de las venganzas, y conseguir que el espectador se remueva en su asiento, lleno de contradicción y emociones primitivas, mientras asiste a las consecuencias de que se haga demasiado Tarde para la Ira.

Se trata de un thriller, con algunas pinceladas de western, que evoluciona desde un puñetazo inicial hasta un frenesí final sin dejar ni un minuto de descanso para que las pulsaciones desaceleren. Con una estética muy adecuada a lo que se quiere narrar, unos personajes graníticos y bien perfilados y, sobre todo, un guión y un ritmo contundentes nos presenta ante unos ojos que no podemos cerrar una auténtica maravilla a la que no le sobra ni le falta nada. (...)
Una obra que nos muestra con un cadencia rotunda y sin ningún filtro lo que es el rencor más feroz de aquel que no tiene nada que perder al lado de los que pretenden ganar "de farol" todo aderezado en un mundo de marginalidad perfectamente definido. Indispensable, no caben excusas. (9,5 / 10)