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    La estación de las mujeres
    Críticas
    2,0
    Pasable
    La estación de las mujeres

    Las mejores intenciones

    por Marcos Gandía

    Lo que son las cosas: quién me iba a decir que alguna vez no sólo pensaría o creería, sino que dejaría por escrito que iba a echar de menos a una cineasta tan poquita cosa como era/es Mira Nair. Pues sí, ha sucedido, y la culpa la tiene otra cineasta india (lo de hindú igual le viene un poquito grande, así, en nivel pose), responsable de este cúmulo de buenas intenciones, de las mejores intenciones, que es La estación de las mujeres. Nair era una directora bastante más competente que ésta, en ella se reconocía una serie de inquietudes tanto cinematográficas como personales y sociales. Nada de eso tiene esta meliflua, discursiva, repetitiva (por mucho iterar algo no se es más sincero o más efectivo al endilgarnos un mensaje) y profundamente aburrida película.

    Podrá ser de una incorrección política de esas que te llevan a una ejecución inquisitorial pública en las redes sociales, pero todo suena tan artificialmente y tan hipócritamente falso en el film que uno llega a dudar de que de verdad le interese a su autora (una de esas burguesas que miran a los demás con la condescendencia de quién no sufre lo que critica) todo lo que denuncia. Seguramente me equivoco y sí, pretende denunciar la opresiva situación de la mujer en la India, la misoginia galopante y cruel. Lo terrible es cómo lo hace: desde un pijerío y una manera tan plana a ratos y tan de melodrama barato (ese mismo del Bollywood mainstream del que asegura apartarse) que llegas a despreocuparte de todo lo que cuenta y, sobre todo, cómo lo hace. Tremendista como solamente una niña de mamá, criada en Occidente y ajena a lo que narra, puede ser, la firmante de La estación de las mujeres confía en que nos solidaricemos con sus protagonistas y con lo que explica. Vale, lo hacemos, lo hago, pero desde la elección de Russell Carpenter como director de fotografía (el de Titanic, la idea que debe tener sobre cine sobre la lucha de clases, supongo), queda claro que esto no es más que la estación progre, de ONG, que cualquier Sofía Coppola, Greta Gerwig o Lena Dunham de turno le gusta añadir a su currículo. Es una lástima, pero eso acaba siendo la película. O sea, que echo de menos a Mira Nair. Ahora solamente falta que veamos a la directora de La estación de las mujeres debutando en Hollywood o en una película francesa. Ahí estamos: consiguiendo objetivos feministas.

    A favor: denuncia un asunto muy importante

    En contra: lo hace de la manera más pija e inefectiva posible

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