Joshua Locy se inspiró en su fallecido amigo Eddie, un proxeneta adicto a la heroína en la Philadelphia de los 80 que estaba lleno de pasión y optimismo, para crear al protagonista. Además la película está dedicada a su persona.
El 95% del film ha sido grabado con una cámara Alexa Amira, mientras que el final y algunos fragmentos fueron rodados en 16 mm.