El director de la cinta se pasó un año recorriendo albergues y hablando con mujeres sin hogar descubriendo, a su vez, la labor de las trabajadoras sociales. Petit exigió el mismo compromiso a sus actrices que acudieron a centros de este tipo en Grenoble o, en el caso de Sarah Suco, perdió una cantidad considerable de peso.
Cuando Petit realizó el priemr borrador de Las invisibles, se dio cuenta de que tenía muchas cosas en común con el proyecto realizado por Claire Lajeunie. El director decidió, entonces, volver a escribir el guion hasta que pareciera algo independiente.
A excepción de Sarah Suco y Marie-Christine Orry, el resto de papeles femeninos se otorgaron a actrices que no eran profesionales hasta el momento. La visión de Petit consistía en mujeres que hubieran vivido en la calle o que hubieran vivido en casas de acogida.
Louis-Julien Petit anunció que prefería que las actrices se olvidaran del guion y trataran de experimentar con la improvisación. Esto tomó por sorpresa a Audrey Lamy, una actriz que no era profesional y que se había estado preparando con un entrenador para poder decir sus diálogos a la perfección.