El Buen Amor (1963): El Respiro Furtivo en la Jaula del Franquismo
El buen amor, escrita y dirigida por Francisco Regueiro, se erige como una joya ineludible del cine español, ofreciendo un retrato íntimo y sutil de la sociedad sometida al franquismo. Esta obra logra dibujar el profundo "plomo espiritual" y el fervor de los deseos sofocados en un país que simulaba una normalidad monótona, donde se proclamaba que "no pasaba nada". Sin embargo, la aparente banalidad de la vida cotidiana ofrecía un paisaje denso para quien se dispusiera a zambullirse en sus aguas.
El filme nos presenta la pequeña peripecia de Jose y Mari Carmen, dos estudiantes de clase media que deciden huir por un día a Toledo. Hartos de pasar los domingos festivos en la restricción de cafeterías o cines, siempre rodeados de familiares y vecinos, su escapada tiene el valor de un "anticipo, simulacro o casto remedo de un auténtico viaje de novios". En el transcurso de esas pocas horas, el relato representa el menudo microcosmos de la pareja, integrándolo hábilmente en el gran fresco de la sociedad española de aquel momento.
Los protagonistas son una pareja "normal", definida principalmente por su reacción a las presiones del ambiente. Mari Carmen, influenciada por su educación, representa el pudor de la época, regulando los abrazos y resistiendo las efusiones de Jose, para que la culminación amorosa coincida con la noche de bodas. Ambos atraviesan su entorno con una ligereza y entusiasmo de "joviales animalillos", aunque pronto se comprueba que lo hacen como si fueran "dos ángeles, dos marcianos o dos extranjeros", revelando que están indefensos y sometidos a un destino prefijado.
Regueiro construye su relato con una planificación sabia e invisible, organizando la narración en "cápsulas" o eslabones que se suceden de modo acumulativo, sin la necesidad de una intriga convencional. El director se inspira en el neorrealismo italiano, capturando la riqueza de la realidad y sus gentes, pero también aplica una depuración estilística al extraer una riqueza misteriosa de los llamados "tiempos muertos". Con un estilo incisivo, la cámara observa a la pareja con una insistencia paciente, casi documental, convirtiendo su inocente deambular en un detallado cuadro de época. A pesar de la atmósfera que los aprisiona, el filme logra transmitir que, con gente así, el país derrotado aún podía concebir esperanzas. No obstante, el material de archivo disponible para la recuperación de esta valiosa obra presenta un sonido muy deficiente, con un intenso chisporroteo de fondo.