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    El contador de cartas
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    3,1
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    6 Críticas del usuario

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    Adolfo Garcia Gonzalez
    Adolfo Garcia Gonzalez

    77.845 usuarios 608 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 2 de mayo de 2022
    La película está hecha a fuego muy lento y con algún altibajo pero no llega aburrir. El protagonista es un tempano pero con todo y ello un drama duro con una historia dura detrás de las cartas.
    ..PICARD..
    ..PICARD..

    44.554 usuarios 1.060 críticas Sigue sus publicaciones

    1,0
    Publicada el 8 de marzo de 2022
    Ilustres apellidos (Schrader, Scorsese, Dafoe) en la presentación de una aplaudible idea sobre la actividad de jugadores contadores de cartas 🃏 en casinos 🎰 y similares, aunque de contrastada indiferencia para el público en general. Un ejercicio mayestáticamente cachazudo y oscuro de Paul Schrader que no me satisfizo ni en su resolución primigenia ni en su previsible colofón.

    Alejada de otros títulos de parecida temática -las "Oceans" de Soderbergh, por ejemplo-, el celuloide me pareció, -a diferencia de la ya denostada por mí, "sesuda" y oficiosa crítica "sapiente"-, pretencioso y OLVIDADIZO. .1️⃣/5. ..PICARD.. .
    Johan600
    Johan600

    5.518 usuarios 578 críticas Sigue sus publicaciones

    4,0
    Publicada el 26 de marzo de 2022
    Me ha gustado mucho El Contador De Cartas un increíble Thriller Dramático con buena dirección, guión, música y fotografía y la actuación de Oscar Isaac es impresionante me ha gustado mucho.
    BeniDolç Villaescusa
    BeniDolç Villaescusa

    95 usuarios 137 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 1 de mayo de 2022
    Película usa del 2021, de una duración de 112 minutos, con una valoración de 5/10, bajo dirección y guión de Paul Schrader. Drama triller.

    William Tell (Oscar Isaac) es un contador de cartas metódico y calculador: después de varios años de haber estado en prisión, dedica su vida entera a sobrevivir de apuestas pequeñas en el casino. Un día, La Linda (Tiffany Haddish), una reclutadora de jugadores de póker, se acerca a él y le ofrece un trato que los puede hacer ganar mucho dinero. En un inicio él la rechaza, pero la llegada de un joven sin padre llamado Cirk (Tye Sheridan) revive viejas heridas y lo llevan a aceptar el acuerdo en busca de enmendar su pasado.

    Su director puede llegar a desesperar a los más impacientes: la información se revela lentamente, como un juego muy largo que mantiene al espectador adivinando hacia dónde irá la historia. Desde su escenografía hasta su banda sonora, éste es un trabajo de extrema mesura de inicio a fin, lo cual puede hacer que el clímax se sienta poco satisfactorio, sobre todo si se tiene en cuenta la tensión acumulada hasta ese momento.
    El largometraje dista mucho de ser el un buen trabajo; sin embargo, sigue siendo un estudio interesante sobre la moralidad humana, lleno de misterio, tensión y preguntas difíciles de responder.

    La gran tragedia de las películas de es la imposibilidad de sus personajes de enfrentarse, como individuos, a un gran sistema corrupto y podrido.
    La vida no se moldea, como la narrativa, en términos de compraventa de impacto emocional, ni se dibuja en una clara línea hacia alguna parte. Por ello, si alguna historia llega a entreverse en la rutina de William Tell, esa es la del propio pasar de los días, que no es más que un camino cosido a base de retazos de tiempo muerto, espera tras espera.

    La película como su protagonista, quiere nadar en un estricto aquí y ahora, que en el fondo no hacen más que negarse a sí mismos. Tell transita por entre casinos y contempla con cautela puertas que ante él podrían abrirse; calcula barajas, porcentajes. Sin embargo, su historia no guarda forma de caída, ni siquiera de vacua persecución de la gloria. Puro cerebro, personaje y película se mantienen alejades: caminan entremedio, entre las breves pausas y los murmullos incomprensibles que configuran el corazón de una partida de póker. Son deslugares, anticaracteres. A Bresson le apasionaba el alma humana, si bien despreciaba la psicología.

    Sin embargo, con pudor, el reverendo del póker va a cubrir todos los muebles de las habitaciones que ocupe, motel tras motel, con unas sábanas blancas. Extraña liturgia para el desnudo sentimental: solo con los muebles tapados, podrá empezar a anotar aquello que remueve sus entrañas en un cuaderno. Pero sobre el papel, su letra perfectamente cursiva resulta fría, intraspasable… Opaca, orquestada con la habilidad propia de un profesional, también la voz de Oscar Isaac es fundamentalmente inhumana:
    Para un cineasta calvinista como Schrader, lo individual es pura anécdota.

    Por encima de rasgos y caracteres, por encima de todos nosotres, en la pantalla rige una sola verdad: la imagen. «Raramente cambio los ángulos de cámara. Una persona no es la misma si la vemos desde un ángulo totalmente diferente», concluye Bresson. Son palabras mayores: la vida se muestra de forma radicalmente diferente según un simple tiro de cámara, por lo que solamente encuadrando la realidad de la forma más limpia posible, solo entonces, esta podrá desvelar algo de lo más hondo sus entrañas. Contra el privilegio del plano perfecto (el one perfect shot), incluso en escenarios tan dados al espectáculo de luz y color como son el entramado de casinos norteamericanos, Schrader opta por construir el mundo de las mesas de póker desde el ascetismo estético más absoluto. Una sola luz ilumina todas las cartas, las fichas y las manos, que se intercambian con una fluidez algo desapegada. Por el contrario, las secuencias del infierno carcelario fueron filmadas muy de cerca, en ángulos inquietantes y lentes anamórficas. Cuerpos de víctimas y verdugos empiezan entonces a deformarse, por acción de los objetivos de ojo de pez, y nos gustaría creer que aquello fue solo una pesadilla. Pero quizás todo lo que tras la imagen había que descubrir era que, en efecto, Dios habla bajito y el Diablo filma en ojo de pez.
    Fer Libos
    Fer Libos

    1 críticas Sigue sus publicaciones

    0,5
    Publicada el 3 de junio de 2022
    Perdida de tiempo, aburrida. Muy mala.
    Perdida de tiempo, aburrida. Muy mala.
    Perdida de tiempo, aburrida. Muy mala.
    Perdida de tiempo, aburrida. Muy mala.
    Perdida de tiempo, aburrida. Muy mala.
    Gsus1971
    Gsus1971

    2 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 10 de enero de 2022
    A priori, no tenía ninguna intención de ver ésta película.
    Ni el director (en su faceta de idem), ni el protagonista, ni la sinopsis me llamaban de entrada. Sin embargo después de leer algunas críticas (todas ellas estupendísimas, todo sea dicho), acabé sucumbiendo. Y la verdad, y aún a riesgo de que me apedréen en la plaza del pueblo por blasfemo, tengo que decir que casi me arrepiento de haberlo hecho.
    Casi, porque no digo que no esté rodada con total solvencia o que me moleste el "tempo" y la estupenda fotografía de la película. En absoluto. Nada que reprochar en ese aspecto.
    Sin embargo, la película no me parece en absoluto "imprescindible" o destacable por una serie de motivos que a continuación detallo:

    -No me atrae esa primera parte relacionada directamente con el juego y que prácticamente constituye una excusa para tenernos entretenidos durante media hasta que se produce el giro argumental. El contador de cartas podría haberse dedicado a cualquier otra profesión y no importaría lo más mínimo. Por tanto, ¿porqué ese título?

    -El guión, tampoco nos depara muchas sorpresas una vez se produce dicho giro. Si apuestas por cómo terminará la película, seguramente acertarás. Y además para contar la historia utiliza en todo momento algunos de los clichés más vistos (el jugador destrozado por la culpa, el joven incapaz de enfocar su vida más allá de su búsqueda de la venganza, y por supuesto la relación amorosa, que por otro lado, me sobra).

    -No me creo para nada la manera en que tras cruzar cuatro palabras, el prota se ve en la obligación de cambiar su forma de vida y decide "adoptar" y cuidar del chaval.

    -No me gusta la actuación absolutamente "contenida" del protagonista, que se limita en el 90 por ciento del metraje a mostrarse totalmente impertérrito, frío y seguro de sí mismo (que no atormentado y culpable, como parece que correspondería al personaje). Y aunque vale, sí, tiene alguna que otra explosión emocional y por eso sabemos que todavía está vivo y respira., lo cierto es que yo no veo la actuación impresionante que todo el mundo parece haber visto (tampoco digo que no cumpla, ojo. Pero hasta ahí).
    Visto lo visto, la verdad es que creo que podria haber sustituído a Ryan Gosling en Drive o en Blade Runner 2049 con total solvencia. Y seguramente nadie se habría dado cuenta. Ahí lo dejo.


    Al margen de todo esto, por supuesto la película se deja ver y cumple, queriendo abordar además un tema (el de las torturas hechas por los militares americanos) del que no se suele hablar demasiado en el cine de hollywood, y esto es de agradecer.
    Por otro lado, tengo la sensación de que la historia sobre la búsqueda de venganza, redención y perdón que nos presenta El Contador de Cartas, es algo que ya hemos visto muchas otras veces y en algunos casos, de manera más inteligente y sobre todo menos predecible.


    saludos
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