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    Malcolm & Marie
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    David Filme
    David Filme

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    3,5
    Publicada el 21 de febrero de 2021
    "Malcolm & Marie" es un interesante e inteligente drama, dirigido por Sam Levinson y protagonizado por Zendaya y John David Washington. El film comienza con la pareja protagonista, Marie y Malcolm, llegando del estreno de la película de él a una casa que sirve de burbuja a la pareja y al espectador. El director nos permite quebrantar la intimidad de la pareja y quedarnos a observar como esta vivirá la llegada de las críticas cinematográficas de la prensa estadounidense. Con la apertura de la puerta y la llegada de la pareja el espectador percibe la tensión que impregna y enturbia la atmósfera. Este sentimiento lo transporta el personaje de Marie (Zendaya) que con sus gestos bruscos y desafiantes, y su expresión de malestar traslada al espectador. Su figura se contrapone con la imagen de Malcom, quien alegre y al ritmo de la música baila tras el exitoso estreno de su película, un éxito que está dispuesto a celebrar. Levinson acude a una narración a tiempo real, en la que nos hace participes de la truculenta noche que vivirá la pareja. Es así, como el director aprovecha lo que sería una noche de alegrías y celebraciones, en una disección de una relación tóxica con personajes lesivos. Interpretación, guión y dirección van de la mano, son tres en uno en todo momento. La cámara se mete hasta la cocina (literalmente) desde el minuto uno.

    Ese plano de Marie en el baño, nada más llegar a la casa donde trascurre íntegramente la acción, supone toda una declaración de intenciones. Lo que surge, lo que se nos ofrece con una formidable brillantez, es una mirada sincera e incisiva a la intimidad de una pareja, totalmente creíble, en las antípodas semánticas, estéticas y emocionales de esa impostura y artificialidad tan típica de los realities que copan las parrillas televisivas actuales. Y a la vez, un acertado ejercicio de estilo, que parte de un clasicismo escueto, sin grandilocuencias, que tiene poco de postureo estético y mucho de tecla idónea para llevar a buen puerto un guión calculadísimo. Entre los temas principales del film, tenemos una batalla verbal con cuchillos, algunos más afilados y reales que otros, que acaban por demostrar la toxicidad de la relación de esta pareja. Asimismo, a través de Malcom, el director lanza un discurso anticrítica directo y mordaz. Entonces, ¿cuál es el sentido de realizar una crítica de una película en la que en parte su mensaje pone en tela de juicio al oficio? Al igual que el mundo de la críticas examina la películas, también se deben de aceptar juicios a este oficio. Malcolm arremete contra la obsesión de la crítica cinematográfica de evaluar las películas en base a un mensaje y con una mirada política. Además, de siempre analizar de como el enfoque de una película cambia dependiendo de la identidad de quien la dirige.

    No obstante, en este mar de cuchillos al oficio que no ha sentado nada bien a una parte de la crítica estadounidense, en el personaje de Malcom percibimos una fijación por una redactora de críticas cinematográficas de Los Angeles Times aparentemente ficticia, a la que ataca repetidamente. Sin embargo, podría ser que de ficticio tuviera poco, y más si tenemos en cuenta que una redactora (Katie Walsh) de este medio sentenció el segundo largometraje del director. Durante la cinta vemos hablar plácidamente a una pareja en perfecta “armonía". Como cualquier historia narrada debe haber un conflicto y en este film no hay uno, hay muchísimos. Es tal el desgarro de cada una de las discusiones, intercaladas con un merecido descanso tanto para la pareja como para el espectador, que en determinados momentos me preguntaba cómo podían pasar página del tema anterior habiendo sido tan punzante y existencial. Quizás perdiendo todo el sentido que se tuviera, la importancia. A lo que me refiero es que si vas a criticar algo de alguien, es mejor centrarse en ese algo. Si te pones a tirotear como si te sobraran las balas, lo único que vas a conseguir es crear un tremendo ruido. La película me ha dado justamente lo que preveía, un retrato intimista pero pasional. Sin escenarios naturales, todo reducido a una casa de diseño y sus alrededores. Quizás peque de excesiva la avalancha verbal para ciertas personas.

    Las actuaciones son brillantes, John David Washington se encuentra en la burbuja que supone la película, logra destacar ofreciendo una interpretación rencorosa y con cierto aire de superioridad en los que hay hueco para los sentimientos más profundos. Asimismo, si la actuación de John es notable manteniéndose lineal, a excepción de algún pico en cierto momento de la historia. Por su parte, Zendaya comienza brillante, y va in crescendo regalando una actuación estelar que deja sin habla, y que la termina de consolidar como una estrella de Hollywood. Sus silencios son más valiosos que sus diálogos, y tiene una gran capacidad de transmitir con una simple mueca como es elevar una ceja, o algún movimiento de labios. Su expresividad es apabullante, y la actriz lo sabe y le saca el máximo partido a su virtud. De cierta forma nos hace hasta intuir sin nombrarlo como en algunos momentos su personaje debate el futuro de la relación. La nominación a los Óscar la podría tener en sus manos. Ambos actores se mueven con elegancia y talento entre los diferentes matices interpretativos que necesita la cinta para que esta sea veraz, intensa, y realmente dramática. Provocando en el espectador un constante balanceo entre ambos personajes.

    En definitiva, un inteligente ejercicio de cine teatral, con muy pocas grietas que la convierten, asimismo, en un drama humano creíble, con toda la complejidad que conlleva una discusión de tal elevada magnitud. Sam Levinson vuelve a deslumbrarnos en la pantalla con una historia marcada por el huracán que supone el amor, la dependencia emocional, las diversas capas de una cebolla que representa una relación tan entrelazada entre dos personas marcadas por su pasado, su asfixiante presente y un futuro incierto.

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