Película francesa del 2021, de una duración de 76 minutos, con una valoración de 5/10, bajo dirección y guión de Celine Solamma, con un presupuesto de 2,5 millones. Drama ucrónico.
Es una emotiva fábula sobre el duelo.
Historia en donde la perspectiva remarca el poder de los gestos y las miradas, la soledad, el genero, en el que la necesidad de libertad y el deseo, se asienta como elemento vital de la trama.
Teniendo como línea argumental el tiempo y espacio, el guión toma ambos elementos para llegar a una dimensión fantástica en el vínculo entre una niña y su madre, tras la muerte de su abuela y madre.
Nelly (Joséphine Sanz) tiene 8 años cuando su abuela materna muere. Viaja junto a sus padres al hogar donde ella vivía. Allí creció su madre (Nina Meurisse) cuando tenía su misma edad, en una casona junto al bosque que deben vaciar para vender. Pero en ella descubriran que este sitio guarda una energía mistica, que vincula el inicio y el termino.
La niña se convierte en la pequeña madre del título, para acompañar a su progenitora en el dolor y, de alguna manera, “crecer de golpe” para transitar en su propio duelo. Jugando en el bosque se encuentra con su madre a su misma edad y traza con ella una amistad que la ayuda a comprenderla emocionalmente. Una lúdica manera que encuentra el relato para mostrar la conexión de la pequeña con su madre.
Celine Solamman recurre a una puesta de escena con sencillez y no mas elementos, de los recursos cinematográficos a su disposición de un bajo presupuesto, con poesía y cierto magico. Un cruce de temporalidades y pequeños gestos para aprovechar la ensoñación que produce el dispositivo la luz, la construcción del espacio y el tiempo, pero desde las percepciones sensitivas de la niñez.
Sin ostentaciones ni excesos, con una aceptable fotografía a cargo de Claire Mathon, que nunca se regodea en la belleza del entorno, vemos cómo las chicas montan un refugio en el bosque, cocinan panqueques, interpretan una obra que ellas misma escriben, soplan las velitas para celebrar un cumpleaños. La dulzura en medio de la tristeza, el rencuentro en medio de un viaje en el tiempo muy especial.
Una dimensión alegre y fantasmagórica que hace posible la aparición y desaparición de personajes, el cambio de tiempos y transformación de los espacios. La misma que cierra el círculo con detalles precisos que engrandecen el relato.
Una película extraordinaria en el sentido disruptivo, con la realidad que se mezcla con la magia y transforma la manera de ver las cosas. Un modo de atravesar el dolor, pero también de procesar el misterio de la vida.
Un metraje difícil de encarar con existo. Por lo que una nota media no debe de entenderse como poco o malo.