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Raul C
83 usuarios
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3,0
Publicada el 13 de agosto de 2024
La Trampa (2024).
"Todo este concierto es una trampa." Como casi cada año, el cineasta indio Manoj Night Shyamalan nos invita a pasar un "buen" rato con su último thriller de suspense o terror. Este verano ha sido Josh Hartnett el actor elegido para tensarnos en la butaca interpretando a un peligroso sicópata acorralado.
Uno de los principales handicaps de estrenarte con una obra maestra del cine de suspense como fue "El Sexto Sentido" (1999) -que en realidad fue su tercer largometraje- es la dificultad de superarte con posteriores trabajos. Quizá por ello, M. Night Shyamalan jamás ha logrado hacerlo, a pesar de haber creado buenas películas del género.
"No eres un monstruo siempre". En esta ocasión, Shyamalan narra el cerco e intento de captura de un asesino en serie interpretado por el espigado actor estadounidense de 46 años, quien sin conocer las intenciones de las autoridades de la ciudad de Filadelfia, acude a un concierto pop con su hija mayor. Como es costumbre en sus filmes, el director se reserva un papel secundario. Esta vez asume el rol del tío y manager de la cantante pop del citado concierto, aunque curiosamente es el padre de ésta en la vida real. La chica, cantautora norteamericana ya consagrada a sus 28 años, de nombre Saleka (Night Shyamalan), es la responsable de interpretar todos los temas que a lo largo de los 105 minutos del largometraje escuchamos en el escenario de la sala de conciertos.
El drama de suspense (filmado en Toronto) logra atraparnos gracias al desarrollo de la historia en la que el malvado personaje principal improvisa sobre la marcha cómo salir del atolladero en el que se ve envuelto, mientras ejerce de padre enrollado durante el concierto de una estrella ficticia del pop. A pesar de la experiencia de Hartnett, hay algo que no termina de convencer en la interpretación de su personaje; quizá los cambios de registro poco contenidos, quizá las muecas algo forzadas. No obstante, nos encontramos ante una película entretenida que merece formar parte de los filmes destacados del autor.
Nota: a pesar de echar mano del humor negro en diversos momentos del thriller, la escena poscréditos -en mi opinión- está de más.
No es lo que me esperaba, me esperaba mas acción, esta entretenida pero se te puede hacer pesada en varios momentos, es predecible y mas de lo mismo. Típica pelicula para ver un domingo despues de comer.
Entretenida sin más , es una obra maestra ,claramente no . Sin embargo se deja ver siendo algo lenta y previsible al principio pero con varios giros argumentales que desde luego hacen que sea más que aceptable el conjunto . Nada del otro mundo pero está más que bien para una noche en la que estés aburrido . Lo mejor : el momento en que el protagonista habla a solas con la cantante Lo peor : la explicación de las entradas del concierto ( no puedo decir más ...)
Me parece que es una película formidable que te tiene todo el tiempo pegado al asiento y un actor que lo hace muy bien, se me hizo corta a pesar de una hora y cuarenta y cinco que dura. El director sigue asombrado me
No me esperaba que me gustase tanto esta peli acostumbrado a los bodrios que se suele estrenan esta vale la pena para pasar un buen rato, trama interesante que no sabes como va a salir de esta y divertida de ver lo unico es que hace cosas que son imposibles, se larga un poco el final y bueno que hubiera alguna muerte por ejemplo a la pesada esa del colegio que lo para un par de veces la tenia que haber cortado por la mitad pero bueno ojala mas peliculas a si.
La trampa es Shyamalan en estado puro: entretenida, tensa y con esa mezcla de suspense y absurdo que solo él sabe manejar. La historia arranca con fuerza, situándonos en un escenario aparentemente cotidiano que pronto se transforma en un juego de gato y ratón lleno de sospechas y dobles intenciones. La tensión no decae en su primera hora, y aunque las vueltas de guion rozan lo inverosímil, forman parte de ese pacto tácito que el director propone desde el inicio.
Josh Hartnett sostiene buena parte del peso de la película con una interpretación contenida pero cargada de nervio, transmitiendo el miedo y la incertidumbre sin perder la compostura. Su papel, atrapado en un callejón sin salida, aporta el equilibrio justo para que la historia pueda moverse entre la tensión y ciertos toques de humor negro sin perder el ritmo.
Shyamalan saca partido al escenario y a la tensión ambiental para ir tensando la cuerda poco a poco, hasta romperla en momentos puntuales que sacuden al espectador y obligan a replantearse lo que está viendo. Esa alternancia entre calma y estallidos mantiene el interés y evita que la trama se estanque.
No es su película más redonda ni la más ingeniosa, pero sí una propuesta que mantiene el pulso y consigue que la intriga se sostenga hasta el final. Para quienes disfrutan de su estilo, es un recordatorio de que, con sus virtudes y defectos, Shyamalan sigue siendo un creador capaz de sorprender y de hacer del suspense un espectáculo muy personal.