Mejores críticasÚltimas críticasUsuarios que han publicado más críticasUsuarios con más seguidores
Filtrar por:
Todas
Elvis Del Valle
237 usuarios
701 críticas
Sigue sus publicaciones
2,5
Publicada el 3 de junio de 2025
Esta producción mexicana filmada en EE. UU. es prueba de que el cine de autor ha ido perdiendo fuerza a medida que las producciones de mayor presupuesto se han consolidado en la gran pantalla y son pocas las películas de autor que aún siguen ofreciendo algo rico en el ámbito artístico. Aunque hay producciones que han demostrado que se puede hacer una buena película sin un buen guion o sin desarrollo de personajes, eso puede llegar a fallar en ciertas ocasiones cuando se pone lo visual por encima de la sustancia. La Cocina es un ejemplo de que el uso de un buen guion y desarrollo de personajes aún sigue siendo necesario en algunas producciones, sobre todo cuando se trata de cine de autor. Lo único favorable que tiene está película es la fotografía monocromática y algunos planos. Tiene escenas con una atmósfera que les da un toque poético y son lo que más se pueden salvar. La Cocina tiene una buena calidad fotográfica y visualmente se ve bastante bien. Pero eso es solo la parte superficial. Lo que entra en conflicto con lo que tendría que haber sido una buena película de autor es su guion inconsistente. La película al principio presenta a Estela como si fuera a ser la protagonista, pero su introducción fue solo una excusa para presentar al verdadero protagonista que es Pedro. Por lo que se puede entender se trata de un cocinero que tras una relación casual con la mesera Julia, espera que ella le dé un hijo para que Pedro pueda ser un americano legal en EE. UU. Esto va sumado al misterio de 800 dólares desaparecidos y tratar de descubrir quien es el ladrón. Algo que lleva a Pedro a ser el sospechoso principal y estos dos conceptos son algo en lo que la película tendría que haber enfatizado más. Se nota que intenta contar una dramática historia que además aborda la situación de los inmigrantes en EE. UU. que tratan de obtener su nacionalidad americana. La película ofrece un vistazo a los inmigrantes que trabajan en la cocina con la esperanza de obtener su nueva nacionalidad, pero lo que quiere contar está demasiado opacado por diálogos y conversaciones que no aportan nada. Hay demasiadas situaciones que se sienten como puro relleno que no llevan a ningún sitio. La película pretende que se vaya a ir conociendo a los personajes, pero no son empatizables. Por muy alegres que se comporten, se sienten como personajes que solo están ahí porque el guion lo demanda. Las conversaciones inmaduras y los diálogos ridículos hacen que la película sea frenética y ruidosa la mayor parte del tiempo. No hay química entre Pedro y Julia y la relación que tienen es poco creíble. Incluso la escena del frigorífico que tiene una deliciosa iluminación se siente algo forzada. Pedro actúa como un niño inmaduro la mayor parte del tiempo y no es un personaje con él que se pueda empatizar. Los personajes no tienen un trasfondo o un desarrollo para conectar con ellos y entender sus deseos. Tras la histérica escena de los cocineros trabajando como si estuvieran en un campo de batalla, la película comienza a estabilizarse. La conversación de Pedro con sus compañeros en horario de descanso es el momento donde por fin la película deja de ser tan frenética y se le puede seguir el ritmo. Los últimos momentos de película son los más coherentes aunque lo absurdo sigue presente hasta el final y la película concluye con algo simbólico que remonta a la narración de uno de los cocineros. La fotografía, los planos y los últimos 50 minutos de película apenas compensan lo que está película trató de contar. Al final se trata de un producto pretencioso que no logra cumplir lo que tendría que haber sido. Los actores le han puesto bastante ganas a sus papeles y se nota el esfuerzo que le ponen. Así que no es su culpa que hayan interpretado personajes imposibles de empatizar. Eso ya es culpa de un guion que no supo manejar a sus personajes y que fue demasiado incompetente para contar una historia estable. Hasta la muy cuestionada Emilia Pérez tiene mejor historia comparada con La Cocina. El nivel de ineptitud que tiene está película solo puede ser comparada con las producciones mediocres del cine argentino. No es de extrañar por qué el cine latinoamericano no puede ser tan competente como el cine de Hollywood y haber puesto diálogos en inglés tampoco ayudo mucho. Encontrar una producción latinoamericana que esté a la altura de una obra de Hollywood termina siendo el equivalente a buscar un trozo de diamante en una pila de carbón. La Cocina es sin duda una película pretenciosa que en lo visual luce muy bien, pero carece de sustancia. Es como una comida artificial que luce deliciosa por fuera, pero no tiene sabor alguno. La única razón para verla es por su estupenda fotografía y no tiene nada más que ofrecer fuera de eso. Mi calificación final para esta película es un 5/10.