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Ayer vi Saltburn y la verdad me ha dejado bastante sorprendido me ha enganchado en cada momento y me ha encantado muchísimo pero muchísimo, una extraordinaria comedia negra psicológica.
Emerald Fennell es toda una genia con una dirección, guión y desarrollo muy pero muy excelentes, la ambientación y atmósfera son muy increíbles, hay momentos que me han encantado muchísimo pero hay otros que no pues porque no y no las veía muchísimo en la película pero bueno ahí ya esta y por último Barry Keoghan esta muy brutal dándonos una de sus mejores actuaciones y el resto del cast muy increíbles.
En resumen Saltburn es muy pero muy extraordinaria de principio a fin que habra algunos que les gustara y a otro que no pero vale mucho la pena verla.
La he amado muchísimo❤️
Emerald Fennell es toda una genia con una dirección, guión y desarrollo muy pero muy excelentes, la ambientación y atmósfera son muy increíbles, hay momentos que me han encantado muchísimo pero hay otros que no pues porque no y no las veía muchísimo en la película pero bueno ahí ya esta y por último Barry Keoghan esta muy brutal dándonos una de sus mejores actuaciones y el resto del cast muy increíbles.
En resumen Saltburn es muy pero muy extraordinaria de principio a fin que habra algunos que les gustara y a otro que no pero vale mucho la pena verla.
La he amado muchísimo❤️
Segundo largometraje de Emerald Fennell tras su notable debut con "Una joven prometedora". Y, en mi opinión, sigue teniendo básicamente los mismos defectos y las mismas virtudes que aquélla: Virtudes en cuanto al retrato de lo grotesco, el uso de la escenografía o el jugo que consigue sacar a los protagonistas, tanto a Carey Mulligan en aquélla (aquí tiene un pequeño papel) o a un inmenso Barry Keoghan en esta, bien acompañado por, entre otros, Jacob Elordi o Rosamund Pike. Y defectos como la sobre explicación y algunos agujeros de guión que nos hacen comulgar con ruedas de molino. Pero de lo que no me cabe duda es de que estamos ante una directora diferente, innovadora y de cuyo futuro trabajo estaremos pendientes.
"Saltburn" (2023) de Emerald Fennel - Crítica de Javier Vázquez (17/02/2024)
Saltburn es de esas películas que al principio no te suele enganchar del todo, que tarda un poco en arrancar y que parece que te va a decepcionar. Pero a medida que transcurre el tiempo, se va transformando, cogiendo color y forma de una manera sorprendente, pues contamos con una interpretación de un joven Barry Keoghan (Oliver Quick), que hace de ésta historia el mejor protagonista que se le podría haber dado, jugando con su personalidad con el espectador, ganando así la partida en el maravilloso final que tiene esta película.
Tiene una de las tramas más interesantes que he visto. Muy buen guion.
A parte de las que ya he dicho, me han sorprendido dos cosas: la dirección de fotografía, que me ha sorprendido al ser en algunas escenas algo insual; y que Margot Robbie sea productora del filme.
No hay más que añadir señoría.
Saltburn es de esas películas que al principio no te suele enganchar del todo, que tarda un poco en arrancar y que parece que te va a decepcionar. Pero a medida que transcurre el tiempo, se va transformando, cogiendo color y forma de una manera sorprendente, pues contamos con una interpretación de un joven Barry Keoghan (Oliver Quick), que hace de ésta historia el mejor protagonista que se le podría haber dado, jugando con su personalidad con el espectador, ganando así la partida en el maravilloso final que tiene esta película.
Tiene una de las tramas más interesantes que he visto. Muy buen guion.
A parte de las que ya he dicho, me han sorprendido dos cosas: la dirección de fotografía, que me ha sorprendido al ser en algunas escenas algo insual; y que Margot Robbie sea productora del filme.
No hay más que añadir señoría.
pues no sabía lo que era y me ha gustado. el final te lo esperas en parte. también pienso que a mitad de la película cambia el ritmo de modo bastante brusco
Hay películas que parecen nacer del deseo de provocar. Saltburn lo hace con descaro, belleza y cierta repulsión. Emerald Fennell firma una sátira sobre la clase alta británica envuelta en excesos visuales y situaciones incómodas, donde el lujo, la perversión y la envidia se mezclan como un cóctel venenoso. Es una historia de aspiraciones, manipulación y deseo de pertenecer, contada desde el punto de vista de un intruso que quiere ser parte de un mundo que lo devora.
Barry Keoghan lleva el peso de la película con una actuación hipnótica. Su Oliver Quick es un personaje ambiguo, entre víctima y verdugo, tan fascinante como perturbador. A su alrededor, Rosamund Pike y Jacob Elordi brillan en un entorno donde la frivolidad se convierte en máscara y el privilegio en arma. Todo está exagerado, pero es parte del juego: Saltburn no busca sutileza, busca impacto.
Visualmente, el filme es una fiesta decadente. La fotografía, la música y los encuadres hacen que todo luzca deslumbrante, aunque a veces uno sienta que hay más envoltorio que fondo. Hay ideas interesantes —esa especie de “Robin Hood” retorcido que roba a los ricos para saciar su propia obsesión—, pero Fennell parece más interesada en escandalizar que en profundizar.
Aun así, cuesta apartar la mirada. Hay algo hipnótico en ese universo de excesos, en su tono oscuro y perversamente divertido. Fennell tiene talento, y aunque su guion se tambalea por momentos, su capacidad para crear atmósfera y personajes magnéticos es innegable. Saltburn es incómoda, provocadora y visualmente irresistible, aunque no siempre sepa qué quiere decir.
En el fondo, es una historia sobre el poder y la fascinación que ejercen los ricos sobre quienes los observan desde fuera. Una fábula cruel y excesiva que no teme mancharse las manos para mostrar que la belleza también puede ser corrosiva. No es perfecta, pero su audacia merece ser vista.
Barry Keoghan lleva el peso de la película con una actuación hipnótica. Su Oliver Quick es un personaje ambiguo, entre víctima y verdugo, tan fascinante como perturbador. A su alrededor, Rosamund Pike y Jacob Elordi brillan en un entorno donde la frivolidad se convierte en máscara y el privilegio en arma. Todo está exagerado, pero es parte del juego: Saltburn no busca sutileza, busca impacto.
Visualmente, el filme es una fiesta decadente. La fotografía, la música y los encuadres hacen que todo luzca deslumbrante, aunque a veces uno sienta que hay más envoltorio que fondo. Hay ideas interesantes —esa especie de “Robin Hood” retorcido que roba a los ricos para saciar su propia obsesión—, pero Fennell parece más interesada en escandalizar que en profundizar.
Aun así, cuesta apartar la mirada. Hay algo hipnótico en ese universo de excesos, en su tono oscuro y perversamente divertido. Fennell tiene talento, y aunque su guion se tambalea por momentos, su capacidad para crear atmósfera y personajes magnéticos es innegable. Saltburn es incómoda, provocadora y visualmente irresistible, aunque no siempre sepa qué quiere decir.
En el fondo, es una historia sobre el poder y la fascinación que ejercen los ricos sobre quienes los observan desde fuera. Una fábula cruel y excesiva que no teme mancharse las manos para mostrar que la belleza también puede ser corrosiva. No es perfecta, pero su audacia merece ser vista.
Saltburn (2023) - Emerald Fennell
No sé ni cómo pero está película me ha gustado…
A pesar de su extraña historia y sus extravagantes personajes, Saltburn me ha atraído desde el primer momento, ya sea por su arriesgada fotografía o por su humor adulto me he podido adentrar en el mundo que propone la directora.
Quizá las actuaciones las haya sentido muy dramáticas y con escenas innecesarias, pero que compensa su sencillo pero divertido guion.
Saltburn es una película arriesgada y con muchos altibajos, vamos, que no es para todos, es muy probable que no te guste y es que es lo que me pasaba a mí durante los primeros minutos de la obra, simplemente tienes que dejarte llevar y a lo mejor te acabe gustando…
*Escrito tras su estreno*
No sé ni cómo pero está película me ha gustado…
A pesar de su extraña historia y sus extravagantes personajes, Saltburn me ha atraído desde el primer momento, ya sea por su arriesgada fotografía o por su humor adulto me he podido adentrar en el mundo que propone la directora.
Quizá las actuaciones las haya sentido muy dramáticas y con escenas innecesarias, pero que compensa su sencillo pero divertido guion.
Saltburn es una película arriesgada y con muchos altibajos, vamos, que no es para todos, es muy probable que no te guste y es que es lo que me pasaba a mí durante los primeros minutos de la obra, simplemente tienes que dejarte llevar y a lo mejor te acabe gustando…
*Escrito tras su estreno*
Previsible, aunque entretenida. Nada más allá de un par de buenas interpretaciones. Emerald Fennell hace un buen manejo de la fotografía, y unos tiempos bien marcados, hasta un final que se vuelve abrupto y poco sutil.
Una pelicula muy buena para pasar la tarde con tus amig@s o si estas aburrid@, con muy buenos axtores y una produccion excelente.
Si tienes cosas que hacer como por ejemplo lijar la puerta del váter, capar cangrejos o limpiar por dentro el tubo de escape de la C15, hazlo, mejor que ver este bodrio
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