Película USA del 2025, de una duración de 122 minutos, con una valoración personal de 7/10, bajo dirección de Barry Levison, y guión de Nicholas Pilleggi, con un presupuesto de 9 millones de dollars.
El desdoblamiento de De Niro en dos roles es el gran atractivo del filme, ante demostrarnos su gran capacidad interpretativa con dos personajes distintos con energías diferentes, una gran demostración de como se cuenta la historia según la dirección. No es solo un efectivo alarde técnico, que lo es, con un maquillaje excelente que da a demostrar la importancia de la aportación técnica.
Y es que De Niro funciona muy bien en el Cine de malotes, siendo capaz al espectador con sus simples gestos de expresión y movimientos en el juego maquiavélico de gánster bueno y malo con los demás, con Costello y Genovese.
Lo llamativo es que a pesar de volcar todo el peso de la película en De Niro, Levinson no sea capaz de respaldarle y apoyar al actor con un despliegue visual. En la puesta en escena, falta de personalidad, y que por tanto, no está a la altura del actor, reina el conformismo, lo previsible, y un cierto aire de propuesta televisiva que finalmente ejerce como lastre incluso del aporte de De Niro.
Realmente hay algo casi teatral en cómo el intérprete transita entre ambos, como si quisiera recordarnos que el cine de mafiosos no es solo plomo, sino también psicología. Levinson, con su pulso de artesano, saca partido de esa tensión, aunque a veces se pierde en una narrativa que prefiere reverenciar a sus predecesores antes que clavar el colmillo a fondo.
Con una narrativa curiosa, a través de entrevistas que intentan darle un cierto aire documental a algunos momentos clave de la película, pero posiblemente sean el peor error de la misma, pues eso no la salva del momento aburrido en la que también cae, aun a pesar de avivar el ritmo, pues se convierte en un elemento disruptivo que rompe el ritmo del relato y además bombardea y satura al espectador con un montón de información apenas digerible y en todo caso tan mal expuesta que pierde la ocasión de forjar el cimiento épico propio de este tipo de relatos de ascenso y caída de las figuras mafiosas.
Sin tensión, sin épica y con la dosis de intriga muy justa par completar su viaje. El problema del filme es la de tensión narrativa en la que no hay misterio, y dónde nos lleva el final, yendo de más a menos.