Cuando la directora danesa Lea Glob empezó a filmar a la pintora Apolonia Sokol, no pretendía ser más que un ejercicio de escuela de cine. Al final, el retrato filmado tardó trece años en convertirse en una epopeya íntima sobre una joven artista: desde su vida bohemia en el seno del teatro Lavoir Moderne (que regentaban sus padres), pasando por sus estudios en las Bellas Artes de París, hasta su ascenso en el mundo del arte contemporáneo. Pero en el espejo de Apolonia también toman forma los destinos de Okasana Shachko (una de las fundadoras de Femen) y de la propia directora. Una hermandad de tres facetas que resiste a las pruebas del mundo actual.