El 47 película Española del 2024, de una duración de 110 minutos, con una valoración personal de 7/10, bajo dirección de Marcel Barrena, y guión de Alberto Marini.
Un biopic sobre la humanidad, dignidad y solidaridad de los ciudadanos del mundo. Si la película tiene un gran potencial es que va más allá de la situación localista de Torre Baro y es extrapolable a muchas de las grandes ciudades y poblaciones industrializadas de España de esa época. Esa migración del mundo rural tras la autarquía de los sesenta del franquismo, en que muchos venimos de esos barrios marginales del extrarradio de Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla, Bilbao, etc. que recibía a Extremeños, Andaluces, Manchegos, Aragoneses. Muchos hemos vivido en esos barrios y pedanías de calles, sin asfaltar, agua de pozo, sin alcantarillado, sin apenas alumbrado urbano, por lo que nos hace tener una cierta empatía con la historia.
Al lado de Eduard Fernández y Clara Segura hay algunos secundarios que quedan un tanto tapados como el joven Pasqual Maragall (David Verdaguer), vecinos Felipin (Salva Reina), o compañeros de trabajo, o incluso Ortega (Vte. Romero) a los que le falta más profundidad. El guion de Barrena y Alberto Marini es emocionalmente resonante. A lo largo de la película, los diálogos son directos, pero cargados de significado, especialmente en las escenas donde Manolo se enfrenta a las autoridades. La película destaca por su forma de entrelazar las microhistorias personales con el contexto socioeconómico más amplio, creando un relato profundamente humano. Hay es cenas un tanto desconcertante, difíciles de entender, como el incendio, o la desaparición del reloj, que dan la sensación de estar metidas de forma forzosa por falta de explicación.
Si bien el desarrollo narrativo promete mucho al principio, y lo emocionante lo deja para el final; la parte central queda muy difuminada y perdida al que parece le cuesta despegar con tantas intimidades. Poco desarrollada, sin mayor envoltura de abrir caminos emotivos, pues pasa muy de puntillas por muchos secundarios, e historias que deja en el aire la lucha sindical y vecinal, el desinterés de los jóvenes, la mirada social despectiva ante los denominados charnegos de entre los 50 a 70. Muchas perspectivas quedan desangeladas, dejando un tanto desargumentado el potencial del relato. Con Barrena lo personal pesa más que lo social, por lo que el personaje de Manolo Vital se lo come todo, con la maestría interpretativa de Fernández.
La música esta bien, pero personalmente me hubiera encajado también alguna que otra canción de Serrat, el "xiquet de Poble Sec", el cual encaja en esta mezcolanza idiomática y la canción protesta.