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    Rafi, un rey de peso
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Rafi, un rey de peso

    El auténtico rey del pollo frito

    por Nestor Hidalgo

    El especialista en comedia David S. Ward se alió con John Goodman y realizó un vehículo cómico pensado para el lucimiento del actor de Missouri adaptando muy de pasada una novela de Emilyn Williams. La fórmula utilizada no es otra que la de pez fuera del agua, con Goodman interpretando a un desaliñado y bonachón estadounidense de vida sencilla que, de repente, se ve convertido en el único sucesor vivo posible al trono del Reino Unido, dado que el resto de la familia real ha muerto electrocutada en uno de los mejores (y más brutos; todo lo demás baja el tono bastante) gags del filme.

    Así que tenemos al inocente y nada sofisticado Ralph, de repente al mando de una nación y obligado a seguir las estrictas directrices de protocolo y educación aristocrática que le indica Peter O'Toole en un papel harto autoparódico de su habitual flema británica. Si bien la ristra de ocurrencias humorísticas que vienen a continuación, especialmente centradas en la torpeza de Ralph y en su interés amoroso por una bailarina interpretada por Camille Coduri, alcanzan distintos niveles de efectividad, lo más defendible que podemos extraer de un producto tan blanco e intrascendente como 'Rafi, un rey de peso' es la sarcástica imagen que da de la institución monárquica y su evidente anacronismo. No es poco.

    A favor: El momento en el que la torpeza de Ralph con los cubiertos provoca una desastrosa reacción en cadena entre las copas de vino de toda la cena.

    En contra: La historia de amor, con sus engaños conspirados, puntos de giro y equívocos, entre John Goodman y Camille Coduri es extremadamente formulaica y poco original.

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