Seamos sinceros, a todos los que nos guste Shin-Chan, sabemos que las películas y la serie son siempre dos cosas totalmente distintas que sólo comparten personajes.
La serie es una crítica de la típica familia de clase media-baja en la sociedad japonesa, con humor negro y mucha parodia:
Una día en la rutina de Misae, batallando por la mañana con su hijo de cinco años para que llegue a tiempo a la guardería, encargarse de la colada e ir a hacer la compra, se ejemplifica muchas veces con la cinemática y los poderes de una "super-heroína de barrio" en la exageración simbólica de lo cotidiano. Tal como aquel capítulo (durante su embarazo) en el que se convertía en "Super Misae" con sólo ponerse unas gafas horteras y subirse a una bici, creciéndole instantáneamente una barriga de embaraza con la que hacía todo tipo de técnicas para luchar contra los villanos.
Una madre que se convierte en heroína para sobrevivir al caos doméstico, igual que una madre educada y contenida que usa un peluche gigante de un conejo como punching-ball para liberar su frustración, es sátira pura, pero también empatía y crítica social.
Es ese choque entre lo casero, el humor y la sátira, las situaciones se sacan de quicio, llegando a ser muchas veces inverosímiles, pero siempre partiendo de una base que es una situación cotidiana a la que referenciarnos, que a todos nos será familiar, ya seas asiático u occidental.
Pero en las películas, es como si Yoshito Usui (aunque poco tienen que ver con él), a través de la excusa de un personaje exitoso, pasasen de ese punto de parodia, para explorar de forma literal la Ciencia-Ficción absurda; presuntamente cómica, pero muchas veces sin serlo, o sin sostenerse lo suficiente para una temática que supere la hora, en vez de los 7 minutos de un capítulo. Se lleva todo a lo literal y lo vuelve plástico y vacío.
Posiblemente "A la recerca de les boles perdudes" sea la única película con un ritmo equilibrado entre aventura, humor e interés, sin dejar de ser una historia "chorra" que podemos perdonar a cambio de pasar un buen rato (quizá por eso la escogieron para ser la primera que proyectaron en cines de nuestro país).
Pero con las otras ya no pasa. La serie tiene un humor repetitivo, quizá más adolescente que adulto, pero con un trasfondo que sí lo es (adulto). Y decididamente, las películas tienen un enfoque ya no adolescente, sino infantil, en una suerte de "culet-culet" por aquí, y un "trompa-trompa" por allá, que evocan a la serie, en algo que ya no es la serie y que se ejecuta sin gracia.
La película que nos ocupa no se libra de esto.
Marca un antes y un después por su salto al CGI, algo tan cuestionable como llamativo y, que suponiendo que sólo sea un experimento, yo encantado de verlo (mientras no lo tomen por costumbre).
Tiene un acabado interesante, mejorable en algunos puntos y vistoso en otros. Es como pasarle un "filtro" a una serie que te gusta que, además en este caso, tiene un dibujo muy limitado (característico y que acompaña su humor, pero limitado).
Pero en lo narrativo, se hace lenta, tediosa, efectista y falta de gracia. Repetir el "culet-culet" por contrato, como el que pulsa un botón, no va a hacer que nos riamos cada vez. Yo al menos, no.
Escenas alargadas sin sentido, como la de la guardería, donde no está sucediendo "nada", y donde la clásica personalidad de Shin-Chan de "todo me resbala porque me lo tomo como humor", parece pasar al directamente al Asperger, en plan "llego, hago mi número y me voy, no acabo de ser consciente de que mi maestra y mis compañeros están siendo retenidos, o no parece importarme".
Tampoco quedan claros los objetivos del antagonista. Si bien podemos empatizar con él a ratos, molesto de la sociedad superficial actual (aunque luego él es igual de petardo siendo fan de una idol), al final lo que pesa es una interrogante constante de en qué quiere usar sus poderes o de qué le van a servir.
La misma escena de la guardería que ya he citado lo deja de manifiesto. Al principio llega porque ve de lejos a la Señorita Yoshinaga, y le recuerda de alguna manera a su idol, pero luego su comportamiento con ella y toda la situación no se corresponde con nada.
La batalla final, grotescamente alargada. Algún momento emotivo como la infancia de este señor, queda ahí mal encajada en un universo que, paradójicamente, es más plano que nunca pese a su 3D.
No cala ningún mensaje, no hace gracia suficiente y no hay conclusión de nada, más allá de chistes obvios como que con los calcetines suda'os de un "salary-man" podrás librar cualquier batalla.
Me sabe mal decirlo, pero diría que es la más aburrida de todas. Está hecha sin alma, con el piloto automático y con la única baza de ser la primera peli de Shin-Chan que podrás ver con gafas 3D.
Habría estado bien que hicieran algo tipo "Stand by me Doraemon", uniendo momentos de la serie para contar una historia cronológica familiar con algún mensaje, por sencillo que este sea.