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El ganador de Sitges 2023, Demián Rugna, compone una cadenciosa partitura de terror rural sobre el mal en su más intrínseca sustantividad. Y sin concesiones, porque «Cuando acecha la maldad» resulta difícil desprenderse de ella.
Una película argentina, artesana, brutal en su concepción y realización y que, con el tiempo, podría convertirse en una obra de culto, si no lo es ya. Inquietante y PAVOROSA. .2️⃣/5. ··PICARD··
Una película argentina, artesana, brutal en su concepción y realización y que, con el tiempo, podría convertirse en una obra de culto, si no lo es ya. Inquietante y PAVOROSA. .2️⃣/5. ··PICARD··
Venía con el runrún de “la película de terror del año” y, sinceramente, me ha parecido una decepción. Tiene un par de set pieces que te dejan helado y un empaque visual potente —maquillaje asquerosamente eficaz, algún plano diurno que incomoda—, pero cuando toca sostener el miedo se refugia en el shock y el gore. Y no es lo mismo. Rugna domina el mal rollo y la crudeza, sí, pero confunde malestar con terror: te revuelve, más que asustarte.
El arranque promete con su folclore rural y un universo de “embichados” que podría haber sido fascinante. Sin embargo, las reglas nunca quedan claras, el guion avanza a trompicones y los personajes encadenan decisiones que te sacan de la historia. Cuando intenta explicar su mitología pierde fuelle; cuando acelera, pisa la casquería para compensar la falta de tensión. Hay ideas brillantes (y valientes), pero no terminan de cuajar.
En el debe: ritmo irregular, exposiciones verbales que cortan la atmósfera y un final que no remata el golpe. En el haber: momentos puntuales demoledores, una puesta en escena seca y un tono sin concesiones que algunos celebrarán. Yo salgo pensando que es más brutal que terrorífica.
El arranque promete con su folclore rural y un universo de “embichados” que podría haber sido fascinante. Sin embargo, las reglas nunca quedan claras, el guion avanza a trompicones y los personajes encadenan decisiones que te sacan de la historia. Cuando intenta explicar su mitología pierde fuelle; cuando acelera, pisa la casquería para compensar la falta de tensión. Hay ideas brillantes (y valientes), pero no terminan de cuajar.
En el debe: ritmo irregular, exposiciones verbales que cortan la atmósfera y un final que no remata el golpe. En el haber: momentos puntuales demoledores, una puesta en escena seca y un tono sin concesiones que algunos celebrarán. Yo salgo pensando que es más brutal que terrorífica.
La vi porque estaba en Netflix y ya venía sonando bastante está peli,con alta fama. A la hora ya la quería sacar a la miércole pero dije bueno...no falta mucho. Es insoportable de ver,es muy sobreactuada y la trama no cierra. El director este tiene problemas para cerrar las pelis siempre. Un bodrio ,de terror no tiene un corno y tiene un sinfin de sinsentidos,no sigue una lógica la trama y terminas odiando al personaje principal por ser tan estúpido.
Siento que podría agarrar la peli y reescribirla mejor de lo que es y no costaría mucho...otra decepción de cine argentino. Le rescató los efectos 10/10 sino le pondría una estrella.
Siento que podría agarrar la peli y reescribirla mejor de lo que es y no costaría mucho...otra decepción de cine argentino. Le rescató los efectos 10/10 sino le pondría una estrella.
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