La comida italiana se ha hecho un hueco en el patrimonio gastronómico mundial gracias a la diáspora de millones de emigrantes a lugares clave como Nueva York y Buenos Aires. A través de testimonios de personas de todo el planeta, descubrimos las adaptaciones que se han hecho de la comida italiana en el extranjero, así como el enriquecimiento cultural que se produce con los flujos migratorios y el choque de tradiciones.