Crítica de SensaCine.com para Ángeles sin cielo: Amigos marginados

El realizador californiano Tim Hunter, que se ha prodigado sobre todo, y con mayor énfasis en los últimos años, en la realización de episodios de series de televisión (por ejemplo, Mad Men) dirigió a comienzos de los noventa esta cinta dramática que se construye sobre el concepto de la amistad de dos tipos que, a priori, poco tienen en común.

Matthew (Matt Dillon) es un joven esquizofrénico que durante uno de sus deambulares acaba solicitando alojamiento durante una noche en un albergue de la ciudad (Nueva York). Allí coincide con un excombatiente de Vietnam, Jerry (Danny Glover), que suele ganarse los cuartos limpiando cristales de parabrisas. Hunter trata de articular un puñetazo en las tripas del sistema y del sueño americano, aunque no puede evitar ciertos tics propios del telefilme, ciertos tópicos y simplismos y algunos puntos flacos en el guión. Lo más destacado, el "tête a tête" de Glover y Dillon que, a priori, uno no se creería como desfavorecidos.

A favor: El diálogo: "¡Pero yo oigo voces!" / "¿Y qué me dices de Juana? Ella oía voces".

En contra: La voz narradora y su tufillo aleccionador.