profundamente superficial.
la nueva propuesta de a24 se erige como un estudio lúcido y penetrante de las dinámicas contemporáneas en torno a las relaciones humanas. bajo la apariencia de un romance, la película se convierte en un espejo que devuelve, con precisión casi quirúrgica, las tensiones, deseos y contradicciones que dominan la manera en que hoy entendemos el amor, el éxito y la pertenencia.
el guion, dominado por un caudal de diálogos extensos y densos, puede resultar exigente para quienes buscan un cine inmediato, pero ahí radica precisamente su fortaleza. la riqueza de los intercambios verbales, su cadencia y su capacidad para encadenar ideas con naturalidad, sostienen la obra con una elegancia nada habitual en el género. no es tanto el ingenio de las frases como la profundidad de los temas lo que impresiona: las conversaciones se convierten en auténticos combates de valores, aspiraciones y frustraciones. y conviene decirlo sin rodeos: si alguien descalifica la película solo por la cantidad de diálogo o su ritmo pausado, es que, sencillamente, el cine no es lo suyo.
en el plano interpretativo, pedro pascal confirma, una vez más, su enorme magnetismo, equilibrando carisma con vulnerabilidad. chris evans continúa consolidando su versatilidad en papeles alejados de la caricatura, y dakota johnson —a menudo encasillada en producciones menores— demuestra aquí que, con el material adecuado, puede sostener un papel complejo con convicción. ninguno busca imponerse sobre el otro; juntos crean un triángulo interpretativo que aporta matices y equilibrios constantes.
el acompañamiento musical, medido y siempre oportuno, se adhiere a la narración como un reflejo emocional, sin imponerse, pero potenciando cada viraje dramático. visualmente, la puesta en escena no alcanza las cimas estéticas más recordadas del sello a24, pero la película entiende que su fuerza no está en el artificio visual, sino en el discurso. en este terreno, la obra sobresale: transmite con crudeza y sin complacencia lo incómodo de nuestras formas de vincularnos.
el desenlace, lejos de buscar grandilocuencia, se cierra con sobriedad, fiel al tono general de la película. hay, sin embargo, un matiz que puede incomodar: cierta decisión narrativa que, más que ofrecer un punto de evolución, parece retroceder hacia esquemas convencionales que el propio film se había propuesto desafiar. esa concesión resta fuerza al conjunto, pero no lo anula.
'materialists' no aspira a la perfección ni a la etiqueta de clásico instantáneo, pero sí logra consolidarse como una de las miradas más agudas, valientes y actuales sobre la naturaleza del amor y las aspiraciones sociales en nuestro tiempo. una obra que, sin duda, exige al espectador pensar más allá de lo superficial. no es la mayor ni mejor obra de a24, pero sigue siendo a día de hoy, la más competente entre las productoras.