Últimas opiniones sobre Sueños de trenes

#52moviesin52weeks #2025 #1O1 #TrainDreams #Netflix ¿De que trata? Nos cuenta la vida de Robert Grainier, un leñador, constructor de trenes, transportista, pero sobre todo un ser humano común y corriente, a inicios del siglo XX, sus momentos felices, sus tragedias y todo lo que lo hizo ser la persona que fué. ¿Me gustó? Joya de verdad. Una película para meditar, disfrutar, analizar y no olvidar. La vida de un ser humano ordinario, a veces narrada en una vos en off que le da mayor profundidad, con una de las mejores actuaciones del año y con una fotografía, banda sonora y guión estupendos, la cual te puedo asegurar que si no disfrutas, es porque no tenes corazón. Cada situación que te presenta es tan impactante y a la vez tan ordinaria, como hechos que no te explican pero que suceden y afectan la vida de nuestro protagonista, marcandolo hasta llegar a la parte medular del film, de donde arranca una fase de tristeza suprema que se reivindica en un vuelo con un significado mayor al del simple hecho que podemos ver en pantalla. Obra maestra que espero este entre las nominadas al Oscar el próximo año ¿Recomendable? Mucha gente la puede encontrar aburrida, simple o simplemente al no tener acción sino más bien ser un diálogo interno, pero si amas el cine, la vas a adorar. Es para gente que ve una película y se queda viéndola mentalmente (y disfrutandola) cada vez que la recuerda. Tiene  de 

Hay películas que no buscan impresionar, sino acompañar. Esta es una de ellas. Desde el primer minuto queda claro que la película no va de lucirse ni de dar golpes de efecto. Va del tiempo, de cómo pasa y de lo que va dejando en una persona normal y en todo lo que la rodea. Es la historia de una vida sencilla, marcada por el trabajo, la naturaleza, el amor y las pérdidas, contada con una calma que, sin darte cuenta, te cambia la mirada.

La historia avanza sin prisas, saltando de un momento a otro como lo hace la memoria. No hay subrayados ni grandes discursos, solo escenas que se quedan contigo porque son profundamente humanas. Los mejores momentos y los peores conviven sin jerarquías, como ocurre en la vida real. Lo que se gana y lo que se pierde pesa lo mismo, y esa honestidad es una de las grandes virtudes de la película.

Joel Edgerton está magnífico. Su interpretación es contenida, silenciosa, casi humilde, y precisamente por eso resulta tan devastadora. No necesita explicarse ni imponerse: basta una mirada o un gesto para entender todo lo que arrastra su personaje. A su alrededor, el mundo cambia, avanza, se moderniza, mientras él parece quedar siempre un poco a contracorriente, aferrado a una forma de vivir que se va extinguiendo.

Visualmente es una maravilla. La fotografía convierte el paisaje en algo vivo, casi emocional, y cada plano transmite una mezcla constante de belleza y melancolía. La naturaleza no es un fondo decorativo, es parte esencial del relato, un espacio donde se refugian los recuerdos y donde también se acumula el dolor. Todo fluye con una serenidad que no es fría, sino profundamente emotiva.

Y cuando parece que ya no queda nada más que decir, llega ese final acompañado por una canción de Nick Cave que remata la experiencia de forma perfecta. No busca el golpe fácil, pero es imposible no emocionarse. Es una de esas películas que te hacen llorar no por lo que ocurre, sino por todo lo que has sentido durante el camino.

Una obra delicada, hermosa y profundamente triste en el mejor sentido. Cine que entiende que una vida entera puede caber en pequeños instantes y que, cuando se cuenta con verdad, basta para romperte por dentro.

'Sueños de trenes' es posiblemente una de las películas más hermosas y tristes que he visto en mi vida. No quiere conmoverme explícitamente, sino sumergirme poco a poco en las emociones del protagonista, hasta tener el corazón lleno de lágrimas. No he llorado, pero no me ha hecho falta derramar lágrimas para empatizar y conectar. Un relato de pérdida, raíces, cambios y fugacidad del tiempo, que me hace querer preguntarme por qué estoy aquí y cuál es mi propósito. Interrogantes que no solo me señalan a mí, sino también al personaje central.

Visualmente, es una delicia absoluta. La fotografía, apoyada en el formato 4:3 y un cuidado del color y la luz, se convierte casi en un protagonista más en esta historia. No se trata solo del marco estético, sino de un reflejo de la belleza del mundo, retratando la esencia interior y exterior de cada detalle de este mundo, incluidos nosotros.

Un reparto que es impecable. El tiempo limitado de personajes en pantalla es clave para que me encariñe en seguida con cada uno, así valoro más todavía cada nombre y rostro. Joel Edgerton es quien nos entrega su corazón en la mano, transmitiendo una historia desde la sensibilidad, el dolor y la mirada de su personaje. Veo el mundo a través de sus ojos, entiendo y siento así todo, desde su lado más profundo. Todo es una historia humana, conmovedora y honesta superación. Gracias a Clint Bentley, quien nos deja claro su poder como director.

La película tiene un diálogo directo conmigo, con el espectador. Enfrento la misma lucha interior que Robert, levantando muros y empezando de nuevo, con una mirada hacia el horizonte cargada de esperanza. Una obra mayor, sensible y memorable, que deja huella permanente mucho después de los créditos finales.