Crítica de SensaCine.com para Destino final 2: Segundo encuentro con la muerte

'Destino final' tiene el mérito de haber conseguido erigirse como la saga de terror de una generación. Esto tiene su parte buena y su parte mala. Por un lado, ha conseguido serializar su desarrollo como antes lo hicieron 'Halloween', 'Viernes 13' o 'Pesadilla en Elm Street'. Pero eso mismo ha devenido en la sobreexplotación la misma fórmula hasta la extenuación. Ya son cinco entregas y parece que de momento no tienen pensado parar, ya que han encontrado un nuevo filón en el cine en tres dimensiones.

La segunda entrega tiene el problema de que se encuentra entre las dos mejores entregas de la saga. La primera y fundacional, la única cuyo desarrollo se puede considerar original; y la tercera, un extraño artefacto con guiños al cine de Shyamalan, que nunca ha conseguido el reconocimiento que merecía. Esta segunda parte tiene un objetivo claro: muertes más espectaculares y más inverosímiles. Ahora la muerte riza el rizo de la imposibilidad, programando muertes tan rebuscadas que la mayoría de las veces provocarán más la carcajada que el terror.

Del reparto original sólo queda Ali Larter, que hace una aparición especial para morir de manera truculenta y avisar a los nuevos protagonistas (carne fresca y desconocida para ser masacrada por la muerte) de que no tienen escapatoria.

A favor: El desprejuiciado estilo serial y ochentero que remite a las sagas de terror de aquella década.

En contra: Es quizás la única de la saga que no tiene nada original que ofrecer.