Esta película marca el regreso de John Wayne al trabajo después de tener cáncer de pulmón y perder dos costillas cuatro meses antes. Él insistió en hacer todas sus escenas peligrosas para demostrarle al público que la enfermedad no le había dejado inservible.
Cuando John Wayne es arrojado al río, se puede escuchar a un niño gritar "¡Papá!". Se trataba de su hijo de tres años Ethan Wayne, quien estaba tras las cámaras y sabía lo enfermo que estaba. Wayne contrajo neumonía al filmar esta escena.
Después de que a John Wayne le fuera diagnosticado un cáncer de pulmón el 13 de septiembre de 1964, sugirió que Kirk Douglas interpretara su papel en la película. Henry Hathaway estaba convencido, sin embargo, de que Wayne debía hacer de John Elder. Los productores sugirieron el nombre de Robert Mitchum o William Holden en caso de que Wayne no sobreviviera a la operación o se recuperara a tiempo.