En Bedford Stuyvesant, uno de los barrios más humildes de Brooklyn, viven varias familias de raza negra, algunos hispanos, una pareja de comerciantes vietnamitas y una familia italoamericana que tiene una pizzería. Mookie, un chico que trabaja de repartidor de pizzas, conoce bien a los vecinos y es testigo privilegiado no sólo de la vida cotidiana del barrio, sino también de las tensiones y del racismo de algunos de sus habitantes.
Spike Lee nos trae una brillantisima comedia súper ácida, muy directa y que reparte puñales. Nos sitúa en un barrio de clase baja de Nueva York, en él viven mayoritariamente personas de raza negra, pero también podemos encontrar personas de otras partes del mundo. Te sitúa en una época descontrolada, todo el mundo es irascible, hay racismo por doquier y los problemas socio-económicos hacen mella en el sueño americano. La mayoría acepta su condición y no velan por más, no se ven fuera del barrio y es esa desesperanza lo más triste.
El guión dentro de lo simple que parece, en realidad es mucho más complejo, así que voy a intentar abordarlo lo más escueto posible. Para empezar, vemos cómo todos los personajes tienen prejuicios hacia otros, pero realmente todos estos prejuicios vienen del desconocimiento del prójimo, y lo desconocido siempre asusta.
Los dueños de la pizzería son acusados de racistas por no tener fotos de gente negra en la pared del local, mientras que los más racistas probablemente sean ellos, dando por hecho que el dueño sólo por el hecho de ser blanco y no poner fotos de negros ya tiene prejuicios en contra de estos, y mientras tanto, Samuel L. Jackson en su emisora, tratado como hombre libre de prejuicios, poniendo sólo música de artistas negros en su emisora, con la ligera diferencia de que a él nadie le dice nada. A veces se es demasiado selectivo a la hora de elegir quién está en tu bando y quién no, descalificando a gente que no se lo merece. Dejando la película a un lado por un momento, estos actos se ven a diario, estos extremistas ideológicos, juzgan quién tiene el derecho de apoyar la causa y quién no, descartando a gente que sí lo hace y poniéndola en su contra. Muy visto hoy en día con toda esta cultura de la cancelación. Gente idolatrando héroes hasta convertirse en villanos, demostrando que todo tiene un límite. Un límite marcado por lo racional y por el sentido común.
Todos los personajes tienen prejuicios y el que no los tiene, falla en otros aspectos etico-morales. Nuestro protagonista abiertamente racista y no cumple su deber de padre ni de pareja, el que reivindica los derechos de los negros termina por incendiar la pizzeria del hombre blanco que trataba de ganarse la vida, la policía; los supuestamente más serviciales son los peores, ellos sí que actúan por puro racismo interiorizado, sin motivo alguno.
El más honrado es el "alcalde", un trotamundos, borracho y desamparado, como el mismo dice, "el alcalde no se mete con nadie ni nadie se mete conmigo", ¿y por qué es el más honrado? porque sabe que la razón está por encima de todo, porque el problema no es el racismo sino la ignorancia que te lleva a él, el alcalde no tiene prejuicios, trata a todos por igual, es el verdadero sabio que conoce quien es el malo de la historia, y el malo es quien alimenta este odio. Odio al prójimo y odio a la camaradería, en la película este odio va en aumento, hasta que al final explota todo.
La dirección es magnífica, los encuadres y los travellings, ese ritmo incesante, esos colores. Los diálogos rodados increíble, enfoca a A, y en vez de cortar para la respuesta de B, Spike Lee cámara en mano hace un barrido para la respuesta, ese dinamismo se ve a lo largo de todo el metraje, enfatizando esa expresividad y eliminando la tensión.
Y los maravillosos "planos Spike Lee", personajes mirando a cámara dando su loca opinión acerca de otras razas, nacionalidades o culturas.
Lo dicho, es una película mucho más brillante de lo que parece, no sólo retrata una sociedad en decadencia, sino que muestra que los mismos problemas que teníamos, los seguimos teniendo e incluso más acentuados aún. Brutal comedia, brutal dirección y mucha osadía de parte de Spike Lee.