Opiniones sobre Testigo de cargo

Quizás la obra maestra más importante dirigida por el genio Billy Wilder. Y eso es decir mucho, muchísimo. Aunque, ya sin arriesgarme tanto, sin duda es la obra de Agatha Christie mejor versionada para el cine. De eso estoy seguro, y soy testigo. Es un suspense judicial que mantiene al espectador al borde del asiento desde el primer minuto hasta el inesperado desenlace.

Basada, como decía, en la ingeniosa obra de Agatha Christie, Wilder no solo logra capturar la esencia de la intriga de la “Reina del crimen", sino que la eleva a cotas inimaginables por la propia novelista, con su dirección perspicaz y un elenco estelar. La trama se centra en el astuto y cascarrabias abogado Sir Wilfrid Robarts (un Charles Laughton en la cúspide, cuyo brillo en pantalla es inenarrable) quien, a pesar de sus recientes problemas de salud, acepta defender a Leonard Vole (Tyrone Power), acusado del asesinato de una rica viuda con la que mantuvo previamente una relación de amistad aparentemente interesada. La clave del caso reside en el testimonio de la enigmática esposa de Vole, Christine Helm Vole (la enorme Marlene Dietrich), cuya frialdad y contradicciones añaden capas de complejidad y ambigüedad en la defensa del caso.

Lo que hace a "Testigo de Cargo" tan excepcional es la habilidad de Wilder para tejer una narrativa intrincada donde cada detalle, cada diálogo y cada giro de la trama están calculados con una precisión milimétrica. La película no solo es un thriller judicial, sino también un fascinante escrutinio de personajes. La relación entre Sir Wilfrid y su dedicada enfermera, la señorita Plimsoll (una divertida y entrañable Elsa Lanchester, esposa en la vida real de Laughton), proporciona momentos de alivio cómico que contrastan a la perfección con la creciente tensión del juicio.

Las actuaciones son fenomenales, y Laughton domina cada escena con su carisma, su intelecto y su aguda interpretación de un hombre que se deleita en la lógica de la ley. Dietrich, por su parte, es magnética en el papel de Christine, proyectando una ambigüedad que mantiene al espectador intentando adivinar sus verdaderas intenciones. Tyrone Power completa el trío protagonista con una interpretación convincente del acusado que navega entre la inocencia y la culpabilidad.

Wilder, conocido por su habilidad para el diálogo mordaz y las estructuras narrativas complejas, utiliza el escenario del tribunal para explotar al máximo la tensión dramática. La cinematografía en blanco y negro acentúa la atmósfera de misterio y sofisticación, y la obra se antoja un testimonio del poder del guión, de la dirección y las actuaciones, para crear una experiencia inmersiva y emocionante.

El final es una de las revelaciones más impactantes y memorables de la historia del cine, una vuelta de tuerca que consolida a esta película como un triunfo absoluto y una revisión obligada para cualquier amante del arte, del Séptimo Arte.

"Testigo De Cargo" es un cautivador y extraordinario drama judicial, a cargo de Billy Wilder y protagonizado por Tyrone Power, Marlene Dietrich y Charles Laughton. Una cinta que es mejor verla sin haber leído nada sobre ella, sean spoilers o no. Así que recomiendo que si alguien no ha visto esta maravilla, que no lea absolutamente nada antes. Sin duda, uno de los mejores dramas judiciales que he visto nunca. Wilder tenía una habilidad superlativa para estructurar guiones y aquí estamos ante una de las grandes películas, no ya de su época, sino de toda la historia del cinematográfica.

Es un film que maneja el misterio y el suspense de una manera soberbia, y consigue meternos dentro de la historia desde el minuto uno. Además, en muchas ocasiones nos hace creer que es predecible, para luego darnos un desenlace sorprendente, inteligente, maravilloso y completamente inesperado. Un final que da un giro completo a la película y que nos deja estupefactos. Y, por si fuera poco, ese tramo final también hace de hilo que une todos los cabos sueltos o que no convencían del film, cosa que da como resultado un guión impecable, lleno de diálogos inteligentes, una trama lograda y un desarrollo de diez. Técnicamente es más de lo mismo. Una dirección excelente por parte de un Billy Wilder fascinante, una fotografía magnífica, y una banda sonora propicia.

Una historia con matices sutiles y algo tramposilla, directa como un puñetazo, te enganchará desde el principio, eres como el pez que ha mordido ya el anzuelo y, ahí te tragas toda la película sin rechistar. Unos diálogos brillantes, con un sarcasmo muy inglés y que te hacen sonreír en medio de la tensión del film. Una dirección técnica muy acertada y un guión que no hace caer la tensión en todo el metraje. Una "santísima trinidad" en estado de gracia en la parte artística, conforman esta pieza de la que han bebido y se han copiado muchas cintas, pero creo que muy pocas, han sabido captar la elegancia, la maestría y la hondura de "Witness For The Prosecution" (1957).

Las actuaciones son sublimes, Charles Laughton, pocas veces se puede ver a un actor, encarnando un personaje como este, con ese carisma, fuerza, personalidad y a la vez gracioso, cínico y corrosivo, con un personaje reuniendo todos estos calificativos, unidos a una profesionalidad sin tacha. Un abogado que vive para su profesión, a pesar de dejarse la salud en los grandes casos. Hasta la enfermera agobiante del principio, se convierte en su aliada, y le da igual si en el termo pone brandy o whisky, el caso es ganar el caso con maestría y aplomo. Esto es cine con mayúsculas. Luego tenemos a Marlene, Se te ponen los pelos de punta cuando al final aparece en la sala del juicio, casi linchada por la multitud de mujeres espectadoras, y entrando con esa elegancia, colocándose bien el cabello y el vestido de Edith Head, con ese porte, y esa manera de dirigirse al abogado. No existen actrices así ahora, ni existirán jamás.

En definitiva, cautivador y extraordinario drama judicial, la considero una obra imprescindible e imperecedera, excelente y portentosa en todos los sentidos entre los que destacan las actuaciones, dirección, guión, y por supuesto un final impoluto de los que hacen historia. Su cometido lo realiza de manera sobresaliente y cumple su propósito increíblemente bien. Además de hacer que toda la trama tenga sentido y tenga coherencia. Estamos ante una obra maestra por la que no pasa el tiempo, sino que conserva esa frescura y enganche. Es una película de una fluidez narrativa tan conseguida que el espectador entra y se siente participe de ella.

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Billy Wilder es, sin lugar a dudas, uno de los directores más destacados del séptimo arte. ¡No es para menos! Entre su filmografía se encuentran alguna de las mejores películas del cine. Una de ellas es ‘Testigo de cargo’. He tenido la sensación de que esta película es una especie de matrioshka, en la que el espectador es llevado de forma imperceptible por los caminos que exige la narración, pasando de una sorpresa a otra. Lógicamente, el tomar como base una obra de Agatha Christie ayuda.

Lo que más me ha gustado es el guion. Creo que esta película es un grandísimo ejemplo de cómo elaborar un guion a los que resulta prácticamente imposible hacerle algún reproche. Quien haya visto la película sabrá de lo que estoy a hablar y, no tengo la menor duda, de que aquel que la vaya a ver este filme en un futuro (esperemos que próximo. ¡A que estás esperando!) también descubrirá el porqué de esta afirmación. Además, la película cuenta con ciertos toques de comedia, inteligentemente ubicados o empleados a lo largo de la película. Resulta muy interesante contemplar como en un drama judicial, Wilder se permite la licencia de hacer comedia. Y he aquí donde se manifiesta el talento del director de origen polaco: ese humor no molesta, ni resulta pretencioso ni estorba en le desarrollo de la historia. En otro director o película, este hecho resultaría incoherente. En esa maestría para hilar tan fino es donde se pone de manifiesto el talento de los grandes directores.

Por otro lado, ‘Testigo de cargo’ cuenta con un trío actoral en estado de gracia; todo ello, sin desmerecer a los personajes secundarios, realizando un perfecto trabajo según su cometido. Charles Laughton se come la pantalla. Esa mezcla entre teatralidad y naturalidad, entre seriedad y sarcasmo. Basta con fijarse con que forma tan, aparentemente espontánea, realiza gestos nimios y carentes de significado o relevancia narrativa. Por ejemplo, en el juicio, la forma en la que escucha al fiscal de la acusación o la forma en como se apoya sobre la mesa. Tyrone Power, por otro lado, transmite todo con la mirada. Esos ojos enormes y sumamente expresivos le sirven al actor como proyector de sus emociones: miedo, ilusión o esperanza, incluso picardía. Y después está Marlene Dietrich. Todo lo que escriba ahora sobre la interpretación de la actriz alemana se queda corto con el maravilloso trabajo que realiza en ‘Testigo de cargo’. Sirve de contrapunto a la interpretación de Power. Es todo frialdad, carente de emociones, muy propio del estereotipo ligado al europeo nórdico y germánico. Pero aporta mucho. Mucho más.

En cuanto a la puesta en escena, me quedo, sobre todo, con la colocación de los actores en algunas situaciones en las que han de compartir plano. Por ejemplo, en la primera aparición de Dietrich, ella está colocada al fondo y entre dos de los abogados (entre ellos el interpretado por Laughton). A medida que ella va dialogando con ambos, Dietrich oscila entre uno y otro letrado, como si Wilder quisiera incidir en el hecho de que ella está convenciendo a uno y/o a otro acerca de lo ocurrido a su marido (Power). Como este ejemplo, a lo largo de la película uno encuentra numerosas demostraciones más de como la imagen cinematográfica sirve para transmitir, en cuestión de segundos, una cantidad de información considerable al espectador.

En resumen, ‘Testigo de cargo’ es una auténtica obra maestra, que todo cinéfilo a de ver porque Wilder es generoso con el espectador. Después de que este acepte el juego de participar como jurado en el juicio contra el personaje interpretado por Tyrone Power, el director le regala un final simplemente perfecto. Personalmente no puedo ponerle ninguna pega a ese final. Ni por ritmo, ni por resolución. Y creo que solamente por esos 10 – 15 minutos finales merece verse esta película.

The Witness for the prosecution and other stories, es una novela escrita por Agatha Christie en 1948. Nueves años después Billy Wilder adaptó este libro al cine en 1957.

Billy Wilder hizo firmar a todo el personal de la obra un documento estupilando que no era posible hablar del film antes de estrenarla

El guión es milimétricamente perfecto. Paso a paso de principio a fin. Charles Laughton y Marlene Dietritch están impresionante.

Sin embargo, a pesar de que la película te engancha desde el comienzo, ese misterio puede llegar a ser bastante predecible