Steve Martin se le ocurrió la idea de la película durante el rodaje de Se Montó la gorda (2003).
La película se rodó en apenas 48 días, a través de 17 ciudades repartidas en 3 continentes, y todo por el relativamente bajo presupuesto de 22 millones de dólares.
El guionista y director Jeffrey Nachmanoff se reunió con varios profesionales de inteligencia, observadores políticos y otros especialistas para hacer su guión lo más realista posible.