"La Carreta Fantasma" es una obra maestra del silente escandinavo, dirigida, guionizada y protagonizada por Victor Sjöström. Cuando Sjöström estrenó el film, ya era considerado de uno de los más notables e importantes cineastas de Europa, conviertiendose en un verdadero inspirador para otros genios contemporáneos o posteriores como los alemanes F.W. Murnau y Georg Wilhelm Pabst, el soviético Sergei Eisenstein y los austríacos Erich von Stroheim y Fritz Lang. Y es que en palabras de su compatriota Ingmar Bergman, reconocido discípulo y admirador de Sjöström, su maestro y mentor poseía una capacidad única de desnudar el alma humana en situaciones dramáticamente cotidianas, en donde a menudo el leitmotiv trataba sobre cuestiones como la redención, el destino o la muerte. Ciertamente, es un relato sobrenatural que combina naturalismo salvaje y mensajes moralistas, y la forma en que Sjöström lo retratará lo diferenciará de la enorme mayoría de los films de su época, a través de una coherente y dinámica línea de tiempo narrativa, es decir con flashbacks, paralelismo y perspectiva narrativa, en 5 capítulos. El hecho de que el espectador ya haya similado tan sólo en los primeros 10 minutos de metraje que el protagonista tiene un conflicto ya desarrollado y el director lo invite a saber por qué y cómo llegó a ese estado, constituirá una propuesta innovadora y, particularmente, audaz del director para su tiempo, en que el cine aún seguía las pautas narrativas heredadas de su origen teatral.
De esta forma, Sjöström presenta microhistorias paralelas pero absolutamente conectadas: una primera en que la agonizante hermana Edit del Ejército de Salvación, solicita encarecidamente a la hermana María que vaya a buscar a David Holm. La segunda en que el propio David Holm junto a dos amigos se emborracha en un cementerio contando la macabra leyenda de que la muerte tomará como cochero oficial al último en morir en el año. Y una tercera que reúne a estas dos, explicando cómo David Holm termina desgraciando a toda su familia por su vicio alcohólico y por un confuso e inesperado incidente cae muerto siendo el último en fallecer ese año, y por ende condenado a ser el cochero de la muerte por todo el próximo año. El talento de Sjöström para exponer la naturaleza más auténtica y salvaje de la miseria humana, principalmente en la figura de su protagonista, David Holm, borracho déspota que no sólo le da una mala vida a su esposa y dos hijas, sino que se dedica a pervertir a sus amigos en el alcoholismo y a que abandonen a sus familiares por errores a los que él mismo los indujo. Su conducta agresiva, tiránica y perversa, al punto de querer contagiar a sus propias hijas de la tuberculosis que lo afecta y buscar vengarse de su esposa que lo abandonó por miedo, parecen ser motivos suficientes para ser elegido a tomar la responsabilidad de esta horrorosa labor encargada por la muerte como una forma de castigo.
Pero más aún, el objetivo del film es buscar la prácticamente imposible redención para su protagonista. Y no sólo será a través de la figura de Edit, intentando reformarlo desde que lo conoce en los bares de mala muerte, sino también de su antiguo amigo George, protagonista reciente de la leyenda que el propio David cuenta, sobre el cochero de la muerte, amigo al que por cierto él mismo metió en el alcoholismo. George guiará a David en la previa a asumir su desgraciado cargo por un viaje recordatorio y dramático de su irreprochable conducta, en donde buscará el arrepentimiento verdadero y la redención definitiva, para salvar literalmente la vida de su esposa e hijas. Además de su enorme valía en el plano narrativo, hay que señalar que la película destaca también en el plano plástico, en donde Sjöström da cuenta de una brillante presentación y combinación de nuevas técnicas e innovaciones de exquisitez visual. Y será el fotógrafo sueco Julius Jaenzon, quién apostaría por filmar preferentemente en exteriores en donde muestran un notable manejo de luz y sombra y un aprovechamiento destacable de la belleza de la naturaleza, por ejemplo en las escenas en que la carreta transita por el solitario litoral para ingresar al mar y recoger el alma de un pescador ahogado. Un eficiente y asombroso dominio de la técnica de doble exposición con la que regalaron memorables e inmortales escenas en que la figura del cochero y su carreta a caballo realiza su penoso recorrido recogiendo las almas de los muertos.
Las actuaciones son competentes y sólidas, siendo otro de los grandes méritos del film. Comenzando por el trío protagónico conformado por un acertadísimo Víctor Sjöström, quien aparte de dirigir este clásico, personifica al aborrecible David Holm, personaje arrastrado y perdido por el alcoholismo y la odiosidad. Sjöström interpreta con solidez a un personaje complejo, dotándolo de una credibilidad bastante inusual para el cine mudo y dejando entrever que detrás de su miserable conducta hay un hombre que lucha contra sí mismo y sus lamentables errores del pasado. Por su parte, Astrid Holm interpreta correctamente a su contraparte protagónica, Edit la hermana del Ejército de Salvación, que lucha contra su destino en pos de cumplir con la misión que se ha autoimpuesto, al intentar reformar a David y hacerlo regresar con su esposa e hijas. Finalmente, Hilda Borgström, considerada la actriz sueca más importante de la época silente, encarna eficientemente a la sufrida esposa de Holm. En el reparto secundario, encontramos al competente Tore Svennberg, quien interpreta al pendenciero George, amigo de David Holm. Y a la actriz fetiche de Sjöström, Concordia Selander, que interpreta a la madre de Edit.
En definitiva, una de las grandes obras maestras del cine silente, no sólo escandinavo y europeo sino mundial. Un film increíblemente moderno para su época, prueba irrefutable del talento y preponderancia de Víctor Sjöström como pionero cinematográfico tanto en el plano narrativo como en el plástico.