Crítica de SensaCine.com para Astérix y los Vikingos: Metáforas de piedra

Los vikingos secuestran a Gudúrix de Lutecia, el sobrino del jefe del conocido pueblo galo, a quien Astérix y Obélix tienen la misión de convertir en hombre, tarea ambiciosa dada la naturaleza cobarde del joven. El móvil del secuestro es que al pueblo de Odín se le ha metido en la cabeza que "el miedo te da alas", causante muy distinto al que rezan por aquí ciertos eslóganes publicitarios desde hace años.

El tándem formado por Stefan Fjeldmark y Jesper Moller adapta el volumen Astérix y los Normandos con poco tino. Está claro que la traslación cinematográfica de las aventuras concebidas por Goscinny y Uderzo funciona mejor en su versión animada que cuando se monta el circo de convidados de carne y hueso, pero aquí la trama resulta muy tópica y se cede el peso de la historia a un personaje poco interesante en detrimento del protagonismo de Astérix y su orondo compañero de fatigas. A la confrontación entre culturas no le logran sacar tampoco demasiado partido. Todo queda caricaturizado en exceso, reducido a una trama sentimental tópica y con poca fortuna en el lado cómico.

A favor: La paloma mensajera.

En contra: Gudúrix, un personaje bastante antipático y simplón, a quien se convierte en protagonista de esta entrega y a quien no ayuda el doblaje en castellano. La inclusión de elementos actuales en los diálogos y la trama resulta forzada y sin demasiada gracia.