"La Niebla" es un entretenido film de terror sobrenatural, dirigido por John Carpenter y protagonizada por Adrienne Barbeu, por entonces, esposa del realizador estadounidense. En el pueblo costero de Antonio Bay, sus habitantes se preparan para celebrar el centenario de su fundación, sin embargo, la tripulación de un barco espera aparece brutalmente asesinada. Al mismo tiempo, una misteriosa niebla que oculta un monstruoso secreto comienza a desplazarse hacia la costa, alertando a sus habitantes sobre una antigua leyenda de un hecho escabroso sucedido hace justamente cien años. "The Fog" (1980) es considerada una película menor en la extensa filmografía de John Carpenter, sin embargo, se debe destacar que fue una propuesta aventurada para su época, momentos en que el slasher ya se había consolidado, subgénero precisamente inaugurado por el propio Carpenter casi 3 años antes, con el clásico "Halloween" (1978) y ya consolidado por la legendaria "Friday The 13th" (1980) de Sean S. Cunningham. La premisa argumentativa de "The Fog" (1980) se le ocurrió a Carpenter en un viaje a Inglaterra, en la promoción de "Assault On Precinct 13" (1976), en concreto su visita a Stonehenge, cuando le llamó profundamente la atención de un banco de niebla que se desplazaba silenciosamente por el mar. Hasta cierto punto, se podría decir que el guión, escrito por el propio Carpenter y Debra Hill, su habitual colaboradora, explora uno de los miedos ancestrales más importantes del ser humano, el miedo a la oscuridad, que en este caso evidentemente no se refiere a la ausencia de luz, sino a una niebla espantosamente espesa que no permite ver más allá de nuestras propias narices. En cualquier caso, la sensación de vulnerabilidad que sentimos cuando no podemos ver, es el motor de esta historia de terror.
Por otra parte, el guión de Carpenter y Hill parece seguir las directrices de la narrativa de Stephen King, porque reúne los tres principios básicos de su obra: un pueblo remoto de Estados Unidos, una fuerza sobrenatural y una maldición que tiene su asidero en una fecha concreta. En este caso, tenemos el tranquilo pueblo costero de Antonio Bay, un lugar en donde prácticamente nunca ha pasado nada escabroso, pero que está en la práctica maldito desde su fundación hace cien años, y donde se cumplirá el plazo para que la maldición reflote. El film tiene un inicio prometedor, con un anciano contando a un grupo de niños la macabra historia del Elizabeth Dane, un barco que naufragó en 1880 tras ser envuelto por una espantosa y extraña niebla durante la noche. De acuerdo al relato del antiguo marino, el barco había encallado en los roquerios tratando de seguir una lejana luz que no era más una fogata, perdiéndose irremediablemente en el fondo del mar con carga y tripulantes. Según la leyenda, el día que la niebla regrese a Antonio Bay, los espíritus de los marineros que yacen en el fondo de Spivey Point, se levantarán y buscarán la hoguera que los condujo a su trágica muerte. Así, Carpenter, en una escena sencilla pero muy práctica, presentará este cuento fantasmal de una forma sólida, en gran medida gracias a una buena puesta de escena (noche y mar), una música sugerente y una cuidada iluminación.
A partir de entonces, Carpenter regulará el ritmo de la cinta de forma pausada, con un par de escenas de fenómenos paranormales (o poltergeist) como teléfonos que no paran de sonar, estanterías que bailan, dispensadores de gasolina que se activan solos, muebles que se mueven y bocinas de vehículos que no paran. Sin embargo, estos fenómenos se reproducen sin la presencia de personas, por lo que actúa más bien como una forma de montaje paralelo, un recurso que Carpenter utilizará con bastante frecuencia en el filme, como mencionaré más tarde. A excepción de algunos instantes que en su momento debieron consternar, no ahora necesariamente, como la escena en la que un trozo del Elizabeth Dane recogido por el hijo de Stevie parece cobrar vida mojándose, el film debe su mayor efecticismo a la efectiva fotografía de Dean Cundey, que le otorga a la niebla un decidido aire sobrenatural al inducirle colores azules y verdes, lo que unido a la técnica de montaje paralelo presentan a la niebla como un actor más, omnipresente e implacable. A propósito de ello, Carpenter también utiliza esta técnica para aumentar la tensión, como por ejemplo la escena en la que Stevie desesperada ve como avanza la niebla hacia su hogar y entre tanto Nick y Elizabeth se dirigen tras oírla por la radio para tratar de rescatar a su hijo; o aquella en que Nick y Elizabeth están en el puerto tratando de ver qué pasó con el Sea Geass, el barco pesquero, y el padre Malone lee la historia contenida en el diario de su abuelo, del Elizabeth Dane a Kathy Williams.
No cabe duda que la película gana mayor interés cuando finalmente se descubre que el Elizabeth Dane fue llevado de adrede a los roquerios para que encallara y se hundiera, artimaña de los habitantes de Bay para deshacerse de ellos (llevaban un grupo de leprosos a bordo) y cobrar los tesoros que el barco llevaba. Sin embargo, quedan algunos cabos sueltos en esta historia y a mi parecer la explicación llega un poco tarde, de forma que parece algo precipitada. Hubiese sido deseable que Carpenter y Hill hayan incluido más elementos narrativos sobre el origen de la maldición. No obstante, uno de los puntos en los que flaquea un tanto el guión es el número y estructura de personajes. Muchos de ellos no están definidos en cuanto a su personalidad y rol en la historia, como si más bien trataran de hacer relleno en la narrativa. Y es que a excepción de personajes como la locutora Stevie Wayne, la organizadora de los festejos de Antonio Bay, Kathy Williams y el padre Malone, que tienen relación con el origen y extensión de la niebla por Antonio Bay, otros como Nick Castle y Elizabeth Solley, se diluyen sin aportar mucho más que para temas puntuales, como el rescate del hijo de Stevie. Otro aspecto que le juega un poco en contra es la sensación que los espectros de los marinos están asolando particularmente a 3 o 4 habitantes de Antonio Bay, a pesar de que Carpenter ya mostró escenas con los residentes preparando la fiesta de aniversario del pueblo. En mi opinión, le faltó definir la amplitud de la maldición, ya que se contradice la inmensidad y implacabilidad de la niebla con el número de víctimas y su efectivo poder en Antonio Bay. La música compuesta por el propio John Carpenter es otro de los puntos altos del film, en la que privilegia sonidos ambientales de piano y teclado que dan cuenta de un misterio tenebroso.
Las actuaciones son regulares, el film cuenta con un reparto aceptable pero no destaca nadie en particular, comenzando por Adrienne Barbeau ("Escape From New York", 1981) como Stevie Wayne. La locutora, Jamie Lee Curtis ("Halloween", 1978) es Elizabeth Solley. Repitiendo con Carpenter, el reconocido Tom Atkins ("Maniac Cop", 1988) interpreta a Nick castle, el marinero rudo de turno. La legendaria Janet Leigh, madre de Jamie Lee Curtis y recordada por su papel en la inolvidable "Psicosis" (1960) encarna a la veterana Kathy Williams, quien organiza los festejos de Antonio Bay. Y Hal Holbrook ("Creepshow", 1982) como el padre Malone, atormentado por los pecados de su abuelo.
En definitiva, entretenido film de terror sobrenatural, una cinta discreta con una historia que pudo haber sido mejor tratada, pero que cumple con entretener, además de tener una efectiva ambientación audiovisual.
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