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    Henry, retrato de un asesino
    Críticas
    3,5
    Buena
    Henry, retrato de un asesino

    Ocurrió cerca de su casa

    por Nestor Hidalgo

    En plena década de auge de las sagas de terror slasher como 'Halloween', 'Viernes 13' o 'Pesadilla en Elm Street', proclives junto a sus numerosas imitadoras y satélites a entregarse de forma lúdica al body count, con 'Henry, retrato de un asesino' John McNaughton logró una de las películas de terror puro, físico y palpable más desasosegantes desde 'La matanza de Texas'. Filmada en 16 mm. y con un presupuesto de guerrilla, la película sigue la rutina diaria de Henry, un asesino en serie psicópata, y Otis, su amigo y cómplice que terminará convirtiéndose en una más de sus víctimas, a partir del momento en el que Becky, la hermana del segundo, llega a Chicago a vivir con ellos.

    Prácticamente podría ser el argumento de una película de John Cassavetes si suprimiéramos todos los asesinatos e imágenes de perturbadora violencia física y explícita, algo que refuerza el look de los 16 mm. y el rodaje rápido, intuitivo, muy sustentado sobre improvisaciones. La inspiración para las atrocidades de Henry procede de las confesiones (el 95% demostradas falsas) del criminal Henry Lee Lucas, detenido en 1983 y figura mediática debido a que se atribuyó el asesinato de cientos de personas durante ocho años. Lo que consigue McNaughton con su aproximación frontal es hacernos conscientes de la existencia cotidiana del mal absoluto, mientras se anticipa unos cuantos años al auge del terror found-footage y la simulación de películas snuff gracias a una secuencia tan insoportable e inolvidable como el asesinato de la familia que graban Henry y Otis.

    A favor: Contiene algunas de las imágenes más perturbadoras de la historia del cine.

    En contra: El resto de intérpretes están muy por debajo de la actuación de Michael Rooker.

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