El fuego fatuo

Tras haberse sometido a un tratamiento de desintoxicación alcohólica en Francia, Alain Leroy, cuya residencia se encuentra en Nueva York, ciudad en la que vive con su mujer Dorothy, se dispone a seguir con su vida. Pero Leroy ya no disfruta como antes de su existencia, se encuentra abatido y sin esperanza, por lo que toma la decisión de suicidarse. Antes de llevar a cabo esa determinación, decide visitar a sus viejos amigos de París. Movido por un espíritu crítico que le hace incapaz de encontrar un sentido con el que llenar su vacío, cada encuentro resulta decepcionante para Alain, que se reafirma en su intención inicial. Sus amistades se han vuelto conformistas, han abandonado sus sueños por una comodidad burguesa, convirtiéndose a sus ojos en personas mediocres, o en diletantes que han perdido el contacto con la realidad o, peor aún, en militantes de la ultraderecha.