La soga
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Martin Oaks
Martin Oaks

158 usuarios 202 críticas Sigue sus publicaciones

4,5
Publicada el 20 de junio de 2025
Hitchcock fue uno de los grandes maestros del cine mundial, y técnicamente ha influido a muchos cineastas contemporáneos como Claude Chabrol, François Truffaut o Brian de Palma. Su prolífica producción fílmica la combinó con la edición de novelas fantásticas, producciones televisivas y relatos de suspense. Le preocupaba mucho la forma en que debía contar las historias, en cómo tenía que marcar el estilo narrativo. Su carácter de experimentador e inventor de formas le llevó a explotar como pocos las posibilidades del cine llegando, sin duda, a la verdadera creación artística.

De esa audaz experimentación cinematográfica nació “La soga”, un estudio brillante de la tensión psicológica y del suspense que le dio no pocos quebraderos de cabeza, por estar concebida enteramente en un solo plano secuencia. Tras acabar el montaje y la edición de “La soga”, el propio Hitchcock acabó tan harto de la técnica utilizada que llegó a descartarla como una obra importante o trascendente en su carrera. Afortunadamente, no podía estar más equivocado.

"La Soga" es un fascinante y perturbador estudio psicológico que profundiza en la mente de dos jóvenes universitarios de clase alta, Brandon Shaw y Philip Morgan, y las complejas motivaciones que los llevan a cometer un asesinato supuestamente perfecto. El drama se desarrolla prácticamente en tiempo real, lo que intensifica la sensación claustrofóbica del entorno. Brandon es la figura dominante, un individuo profundamente narcisista que se cree por encima de las normas morales y legales. Su motivación principal no es la ira o el beneficio, sino la afirmación de su propia "superioridad intelectual" sobre los demás. Ve el asesinato como un acto artístico y una demostración de su “intelecto privilegiado”, inspirado por las teorías nietzscheanas del "superhombre", malinterpretadas y llevadas a un extremo perverso. Philip, por su parte, es un ególatra más pasivo, pero igualmente se deleita y se adhiere a la idea para ser parte de un acto que lo distinga de la “gente vulgar y corriente”.

La relación entre Brandon y Philip es claramente disfuncional, y posee una dinámica sadomasoquista. Brandon ejerce un control absoluto sobre Philip, quien es más débil y propenso a la ansiedad. Philip se muestra atormentado por la culpa y el miedo, mientras que Brandon disfruta manipulándolo y observando su sufrimiento. Esta dependencia mutua, donde uno ejerce el poder y el otro lo acepta a regañadientes, es un pilar central de su patología compartida. La cuerda (soga), que sirve como el arma del crimen, así como el propio contenedor del cuerpo, son también una metáfora de los lazos asfixiantes y destructivos que los unen.

Aunque nunca se explicita directamente (quizás debido a las restricciones de la época), la película está impregnada de un fuerte subtexto homosexual. La naturaleza íntima y co-dependiente de la relación entre Brandon y Philip, su vida juntos en el apartamento y la intensidad de sus interacciones, sugieren una relación que va más allá de la amistad platónica. El crimen puede ser interpretado, en parte, como un acto de transgresión y una manifestación de su aislamiento social, así como un intento de reafirmar su identidad en un mundo que podría no aceptarlos. La represión de su sexualidad (o la incapacidad de expresarla abiertamente) podría contribuir a la tensión psicológica que desemboca en un acto de violencia.

Tanto Brandon como Philip demuestran un inquietante desprecio por la vida humana. Para Brandon, el asesinato es un juego, un experimento intelectual. Para Philip, aunque inicialmente más reticente, la deshumanización de su víctima le permite racionalizar el acto y soportar la culpa. La frialdad con la que discuten y ocultan el cuerpo es un reflejo de su alejamiento de la empatía y de la moralidad.

La llegada de Rupert Cadell, el antiguo profesor de los jóvenes, invitado a un aperitivo social junto a la familia de la víctima y su prometida, básicamente para regocijarse en secreto de sus actos, es un catalizador crucial. Rupert es, en cierto modo, el “ídolo” intelectual que Brandon intenta emular. A medida que Rupert comienza a sospechar del crimen, se convierte en una figura que confronta la vanidad y la patología de Brandon. Su presencia desestabiliza a Philip, exacerbando su ansiedad y llevándolo al borde del colapso, lo que finalmente desenmascara el crimen. Rupert encarna la conciencia y la razón, contrastando con la oscuridad irracional de los asesinos.

La técnica del plano secuencia único obligaba a patrones de trabajo poco o nada utilizados en la ortodoxia artística del momento. La posición de los actores estaba continuamente marcada con tizas de colores en el suelo, para que cada uno supiera siempre dónde debía estar situado. Todo tenía que salir perfecto a la primera, y eso podía resultar muy frustrante para alguien como Hitchcock, tan perfeccionista en sus premisas. El cambio del carrete de la película debía efectuarse en momentos muy concretos de la trama, pues la única manera de mantener vivo el plano era acercándose con el zoom hacia el traje oscuro de cualquier actor, y después recuperar la secuencia saliendo de ese mismo plano. Los cambios de carrete eran los únicos momentos de pausa para el descanso del quipo técnico y los actores, pero nadie podía irse muy lejos porque al volver a escena era imprescindible colocarse exactamente en la misma posición que habían abandonado, y con exactamente el mismo semblante en sus rostros y lenguaje corporal. La tensión en el plató se podía mascar.

La cámara se mueve con fluidez por el apartamento, y revela poco a poco los nervios a flor de piel de los asesinos y las crecientes sospechas. Cada movimiento, cada silencio, cada diálogo está meticulosamente orquestado para aumentar la tensión de manera implacable. No hay escapatoria para el espectador, está atrapado en la misma habitación que los protagonistas, y siente esa misma opresión.
Adrianrom 1977
Adrianrom 1977

1.529 usuarios 583 críticas Sigue sus publicaciones

5,0
Publicada el 16 de marzo de 2022
Sin duda una de las mejores de Alfred Hitchcock.
Todo lo de esta película es perfecto: El nivel de sadismo al que llega Brandon (Jonh Dall), que todo se desarrolle es una misma habitación, como poco a poco Rupert (James Stewart) va sospechando del crimen, y los más importante la manera de hacer el crimen "perfecto" según el sadismo de Brandon (Jonh Dall).
Otra cosa que destaca de este film es como poco a poco Phillip (Farley Granger) va poniéndose más nervioso y sudando, mientras se va descubriendo lo sucedido.
Sin duda una de las mejores de Alfred y una película de culto que para mi opinión siempre será una obra maestra oculta.
Javier Vázquez
Javier Vázquez

24 usuarios 48 críticas Sigue sus publicaciones

4,5
Publicada el 13 de septiembre de 2022
La soga es, sin duda alguna, la mejor película que he visto de Alfred Hitchcock hasta ahora.

No tiene mucho que comentar, solo que fascina que una historia te enganche tanto y te deje en un suspense constante, y que sobre todo, pase todo ello en una misma habitación, prácticamente. La mayor gran parte de la historia sucede en el salón. Al igual que en "La ventana indiscreta", una habitación, dónde se planta la cámara y empiezan a pasar cosas. Entran personajes, hablan los unos con los otros, se van... No se me ocurre mejor manera de ahorrar costes a producción en cuanto a localizaciones. Pero es que esto solo lo hace el británico de Alfred Hitchcock.

El reparto excepcional de la película junto a la gran dirección, hace de ella una película imprescindible de ver de toda la filmografía de este dios del suspense.

En esta historia contada en 77 minutos que es lo que dura, entra en juego Brandon (John Dall), un hombre carismático y bien perfumado que sabe lo que hace en cada momento, pero que le estropea estar en compañía de Phillip (Farley Granger), un hombre al que se le nota cuando miente. Y por último pero no menos importante ni mucho menos, llega Rupert Cadell (James Stewart), que literalmente es el maestro de estos dos citados anteriormente, y que no deja cabo suelto.

Son tres personajes con personalidades muy marcadas y diferentes, que consiguen tenerte el corazón en un puño.
cine
Un visitante
4,0
Publicada el 4 de diciembre de 2021
Este film fue la primera obra en la que el rey del suspense tuvo total libertad para realizarla. Hitchcock montó su propia productora, "Transatlantic" con la que años después realizaría las grandes obras maestras en la década de los 50.

El material teatral de la obra de Patrick Hamilton que reunía sexo, comida y un crimen era algo que había pegado muy fuerte en el director.

Además el largonetraje fue la primera película que hizo en color y la primera película en la que iba a trabajar con James Stewart.

Esta es una de mis películas favoritas del inglés, sobre todo porque está realizada en un solo plano secuencia. Algo sumamente complicado aquel entonces.
Mario.mg
Mario.mg

8 usuarios 133 críticas Sigue sus publicaciones

5,0
Publicada el 26 de julio de 2024
Probablemente mi obra favorita de Hitchcock. Hace posible una obra totalmente cinematográfica renunciando a la herramienta más característica, el montaje. Mediante un encuadre activo y perverso, una imagen incisiva donde la composición desaparece. Una de las películas más intensas de la historia. 80 minutos de puro teatro cronometrado por la luz, elemento muy importante que va marcando la tensión a medida que van descubriendo cosas, y al final, el negro cielo nocturno que marcará la victoria de la justicia.

El espectador conoce desde el principio el crimen y la autoría, mientras los ignorantes son los protagonistas. A partir de esto se crea una atmósfera tensa e inquietante de suspense, que gira entorno a una clara cuestión; ¿existe el crimen perfecto?.
La ética teñida de superhombre (Nietzsche), seres superiores intelectualmente, capaces de decidir sobre otros inferiores, y el alcance de estas normas a la hora de realizar el crimen perfecto.
Hitchcock te mantiene dentro de ese apartamento lleno de símbolos y objetos iconográficos; el arcón, la soga, las velas, el alcohol...
También dota de un humor negro y un subtexto homoerótico a la obra, no tan remarcado como en el teatro original (1929).

Está rodado en 10 tomas de unos 8 minutos cada una, que se enlazan mediante suturas poco visibles, de modo que conforman un plano secuencia practicamente único, de espectacular virtuosismo, que junto al siempre grandioso James Stewart conmemoran una obra maestra. No carece de nada. Escenografia, actuaciones, simbolismo, guión, moralidad, banda sonora... está todo llevado a la perfección.
cine
Un visitante
4,0
Publicada el 27 de febrero de 2011
Sencillamente sorprendente !!
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