Uno de los mayores errores judiciales en la historia de Reino Unido involucró a cientos de empleados de Correos, acusados falsamente de robo, fraude y falsedad contable. La causa real fue un fallo técnico en el software de contabilidad que alteraba los datos.
Liderados por Alan Bates, uno de los primeros afectados, los trabajadores emprendieron una dura batalla legal contra la oficina postal, que negó los hechos hasta extremos inhumanos, enfrentándose a un sistema que los trataba como culpables injustamente.