En 2024, la gran mayoría de hogares en España tiene, al menos, un televisor. Si queremos concretar, podemos asegurar que el 99,3 % de las casas tienen un aparato, por lo menos. Ahora bien, hace 86 años, en 1939, recién terminada la Guerra Civil, la cosa era bien distinta: solo existía un televisor en nuestro país.
Este primer televisor era de la marca Baird TV Development Co, propiedad de John Logie Baird, el inventor del primer televisor electromecánico en la década de los años veinte. Este innovador aparato pertenecía a Vicente Guiñau, ingeniero y deportista barcelonés, una persona curiosa por la tecnología de su tiempo, y con un gran poder adquisitivo, evidentemente.
La historia de cómo el televisor llegó a España cuando era imposible conseguir uno
Guiñau, durante un viaje a Alemania, había adquirido el televisor. Cuando llegó a su casa, nervioso e impaciente, lo instaló para ver si podía captar alguna señal, por débil que fuera. En España iba a ser imposible, ya que las primeras emisiones no se produjeron hasta el año 1956, pero sí que pudo captar una débil señal proveniente de Londres.
Lo que le costó a Guiñau adquirir este televisor no lo sabemos, pero sí podemos decir cuánto costaba uno en 1956, cuando estos comenzaron a comercializarse de manera regular: 30.000 pesetas. Ajustando a la inflación, ahora mismo ese televisor costaría aproximadamente unos 11.400 euros. Casi nada.
Nada más y nada menos que 17 años pasaron desde que Guiñau se compró su televisor hasta que, por fin, en España comenzaron las emisiones regulares. Estas primeras emisiones, sin embargo, solo se podían ver en Madrid y alrededores. En ese momento había unos 600 televisores en toda España. Hasta ese año, 1959, los televisores que se adquirían en España eran todos importados. A partir de 1960 comenzaron a producirse en España, lo que, claro, hizo que su precio se abaratara y su acceso aumentara.
Tan solo 9 años después, en 1969, comenzaron las primeras emisiones en color, con el Festival de Eurovisión, una transmisión esporádica, ya que TVE carecía del equipo técnico para la emisión regular en color. No fue hasta 1978 cuando, por fin, se impuso el estándar en las pantallas.