Christian Gálvez era el presentador más carismático hasta que se divorció y empezó con Patricia Pardo: ahora a ella le han puesto "la etiqueta de la mala de España"
Antonio Bret
Antonio Bret
-Redactor
Redactor experto en branded content. Aunque versátil en numerosas áreas y temáticas, se siente especialmente cómodo escribiendo sobre cine y series y todo lo relacionado con la industria.

También podría haber declarado 'Pasapalabra' y no dar explicaciones

Instagram @galvezchristian

En esta sociedad machista que aun persiste, cuando una pareja rompe y decide emprender una nueva vida sentimental, en más ocasiones de lo que nos gustaría 'ella' es la culpable. Es precisamente lo que ha contado la periodista Patricia Pardo en el podcast de Álex Fidalgo Lo que tú digas. En este programa, ha revelado que se siente "la mala de España" por "meterse en medio de una relación", concretamente entre Christian Gálvez y su ahora ex mujer Almudena Cid.

Fue el programa de cotilleos Socialité el que primero difundió la noticia de que Gálvez y Pardo andaban saliendo. El caso es que Gálvez se acababa de separar de su mujer, por lo que, claro, a todas luces aquello se trataba del típico caso 'robamaridos', una historia más jugosa que la verdad; simplemente, Patricia Pardo y Christian Gálvez se conocieron en los pasillos de Telecinco, dos personas que habían dejado a sus respectivas parejas, y que comenzaron a tontear. Pero claro, eso no es divertido de contar. Eso no da juego.

Ambos lo pasaron un poco mal. En el podcast, Castro ha asegurado que se ha llegado a sentir "la mala de España" sin conocerla de nada y juzgándola en cada momento. Ella también ha declarado que Gálvez también está pagando el peaje por el gran pecado de querer reanudar su vida amorosa con total libertad.

Algunos paparazzi seguían intentando conseguir fotos de ellos constantemente, por lo que decidieron mostrarse tal y como son en sus redes sociales, sin secretismos, con total naturalidad. "Se tranquilizaron cuando nos mostramos un poco más empalagosos en las redes", ha declarado la periodista en el podcast. "Son verdad todos esos mensajes que nos mandamos, los sentimos, pero también es verdad que ese punto de exhibicionismo nos ha venido genial porque ha provocado que el interés se disipe".

Mientras nos interese la vida de los demás, estas noticias seguirán saliendo y los paparazzis seguirán apostando por enseñarnos lo que hacen los famosos. A todos -bueno, a muchos- nos divierten los cotilleos, el salseo, pero cuando ya se entra en juicios y descalificaciones, apaga y vámonos. ¿Es este el peaje desagradable que se ha de pagar por ser famoso?, ¿Ser una persona pública le obliga a mantener al tanto al resto de personas de su vida privada?

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