Tras haber sido diagnosticado de afasia en primavera de 2022 y, posteriormente, de demencia frontotemporal, Bruce Willis ha tenido que dejar a un lado su carrera como actor, pero, a lo largo de sus 40 años de trayectoria artística, el intérprete nos ha dejado un montón de papeles para el recuerdo. Empezando por el que lo lanzó a la fama, el del brillante detective David Addison Jr. en la mítica serie de los 80 Luz de luna, y pasando por el ya mítico John McClane de Jungla de Cristal o el psicólogo Malcolm Crowe de El sexto sentido, entre un largo etcétera que incluye un sinfín de largometrajes para el recuerdo como Doce monos, El quinto elemento, Armageddon o Pulp Fiction, entre otros.
Bruce Willis padece demencia, una enfermedad degenerativa: "Es doloroso, pero es un alivio tener diagnóstico"Sin embargo, la carrera de Bruce Willis también sufrió altibajos cuando se encontraba en plena cresta de la ola a finales de los 80 y primeros 90. Uno de los más notables los experimentó con la película de 1991 El gran halcón, dirigida por Michael Lehmann y coprotagonizada por Andie MacDowell, en la que Willis también ejerció como guionista y que experimentó un sonado fracaso.
El filme, una comedia en la que Bruce Willis encarnaba a un ladrón que trataba de reinsertarse tras su estancia en prisión pero que se veía obligado a colaborar con un robo a gran escala para salvar a su amigo, resultó ser un auténtico fracaso a nivel de taquilla y crítica en Estados Unidos e incluso se llevó varios premios Razzie -Peor película incluido-. Curiosamente, fuera de sus fronteras, funcionó muchísimo mejor. En cualquier caso, El gran halcón supuso un revés para la buena racha de la que venía Willis, que encadenaría un doble fracaso con Billy Bathgate, un drama criminal de época protagonizado por Dustin Hoffman y Nicole Kidman que también resultó una auténtica birria.
Inmediatamente después llegaría la famosa El último boy scout y, aunque no es la mejor película de su filmografía, sí es señalada como la que devolvió al actor a su posición de auténtica estrella de Hollywood después de aquella pequeña mala racha.
Del director de Top Gun Tony Scott, El último boy scout le brindó al público el Bruce Willis que quería. En ella el intérprete encarna a Joe Hallenbeck, un detective privado con la misión de proteger a una mujer en peligro pero cuyo asesinato no ha podido evitar. Junto al novio de la víctima, Jimmy Dix (Damon Wayans), Joe pone en marcha una investigación que les lleva hasta un empresario corrupto para el que, cuando se trata de dinero, la vida no tiene ningún valor.
Basada en un guion original de Shane Black, la productora de la película se dejó un auténtico dineral en hacerse con los derechos sobre el libreto. En concreto se gastaron 1,75 millones de dólares, lo que entonces supuso una cifra de récord. Respecto a la producción de la cinta, el rodaje no estuvo exento de problemas. La mala relación entre los protagonistas no era un secreto y había mucha tensión. "Había sobreabundancia de machos alfa en ese proyecto", admitiría el asistente de dirección James Skotchdopole. "Bruce estaba en el apogeo de su estrellato, también Joel, Tony y Shane. Había algunas personalidades acaloradas, de principios de los noventa, cargadas de testosterona. Era un ambiente cargado".
A pesar de los problemas y de que, según fue reportado, los primeros tests con público no fueron del todo satisfactorios, a El último boy scout no le fue mal en taquilla y se convirtió en una película que logró llevar a la gente al cine aquellas navidades, devolvió el status de estrella a Bruce Willis y se convirtió en un 'must' de los amantes del cine de acción que se ha mantenido con el tiempo. Una de esas inolvidables de Bruce Willis que precedió a los éxitos que estaban por llegar.
Sin embargo, un apunte curioso: la película es considerada uno de los filmes con más palabrotas. En concreto, se ha dicho que se utiliza la palabra "joder" y sus derivadas hasta en un total de 102 ocasiones. No es la película más palabrotera, pero este detalle le valió la recomendación por edades para mayores de 18 años, lo que siempre dificulta que llegue a más gente, y le trajo algunas quejas por parte de grupos religiosos que no estuvieron demasiado contentos con el detalle de que se estrenase en Navidad.
