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    Léonor Serraille: "Más que referencias, en 'Mi hermano pequeño' había películas a las que no quería que se pareciera"
    Alberto Corona
    Alberto Corona
    -Colaborador
    Periodista cultural especializado en cine, videojuegos y un poco lo que le echen. Deambulo o he deambulado por medios como SensaCine, Canino Magazine, Eldiario.es, Cinemanía, AnaitGames o Break. Presentador del podcast de crítica cultural Choquejuergas.

    La directora francesa estrena un drama generacional sobre la inmigración con un personaje fascinante a cargo de Annabelle Lengronne.

    Una mujer abandona Costa de Marfil junto a sus dos hijos para viajar a Francia, y trabajar duro por que ambos hijos tengan una vida mucho mejor de la que tuvo ella. La mujer, llamada Rose e interpretada de forma memorable por Annabelle Lengronne, asume que una vez logre la estabilidad necesaria sus apuros económicos (en conjunto al racismo y a una sucesión de relaciones fallidas con hombres) no tendrán importancia y garantizarán automáticamente que estos hijos, Jean y Ernest, sean felices. Pero nada es tan sencillo.

    Mi hermano pequeño examina la ruptura trágica entre quienes lo dieron todo por la generación venidera, y una generación que aún así tampoco supo cómo ser feliz. ¿Porque no era tan sencillo, quizá porque la primera generación no abordó los problemas correctos? Léonor Serraille, en su segunda película como directora tras Bienvenida a Montmartre, examina estas dudas a través de tres escenarios cronológicos, según el crecimiento de Jean y Ernest y la sucesión de desengaños de Rose. Es un largometraje duro, de gran ambición conceptual. Su directora y actriz principal han indagado en sus claves para SensaCine.

    Mi hermano pequeño
    Mi hermano pequeño
    Fecha de estreno 9 de junio de 2023 | 1h 56min
    Dirigida por Léonor Serraille
    Con Annabelle Lengronne, Stéphane Bak, Kenzo Sambin

    La película se titula Mi hermano pequeño, pese a que el drama central corresponde a una madre y su hijo, y de hecho en algunos mercados la película se ha titulado Mother and Son. ¿Qué importancia le das a la elección de ese título?

    Léonor Serraille: En efecto podría haberse titulado Madre e hijo, o Retrato de familia… ¿pero no hay muchas películas que ya se llaman de forma parecida? Yo quería otra cosa, y me pregunté qué es lo que puede tener detrás las palabras “mi hermano pequeño”. “Mi hermano pequeño” insinúa que hay “otro”, alguien que tuvo ese hermano y luego fue borrado. La idea se resume en que, para que Ernest esté ahí, ha sido necesario que otros muchos estuvieran antes que él. Ese pequeño hermano es el resultado del recorrido que muchas personas han hecho antes para que él esté donde está, y era una idea que me parecía mucho más interesante que llamar a la película simplemente Retrato de familia.

    Ese pequeño hermano es el resultado del recorrido que muchas personas han hecho antes para que él esté donde está

    Tu anterior película, Bienvenida a Montparnasse, también era realista pero tenía un tono mucho más ligero. ¿De dónde salió la historia de Mi hermano pequeño? ¿Por qué quisiste cambiar de registro?

    LS: En realidad yo quería hacer Mi hermano pequeño antes de Bienvenida a Montparnasse. Cuando se estrenó en 2017 ya hacía 20 años de que había conocido al padre de mis hijos, que ha sido la inspiración central de Mi hermano pequeño. Pensaba que personas como él no solían aparecer en el cine francés, así que intuí que sería una historia que me daría la oportunidad de escribir algo diferente, sobre una mujer diferente, sobre distintas épocas. Es una historia que ha nacido tanto de mi necesidad de hacer cosas distintas como de entender al padre de mis hijos, que en su día se preguntaba si lo que le había ocurrido no era interesante. Pero yo quería hacer una película, no un documental sobre mi familia. Convertirlo en cine, porque hay cosas que yo no he vivido pero puedo intentar comunicar. La película nace de la carta blanca que me dieron para hacer una ficción sobre estos temas.

    Blue Monday Productions - France 3 Cinéma

    El centro de la historia es Rose, un personaje lleno de contradicciones que atraviesa una gran evolución a lo largo de la película. ¿Cómo fue ponerse en su piel?

    Annabelle Lengronne: Lo primero que había que hacer era averiguar quién era esa mujer. Para ello interioricé su entorno familiar y trabajé mucho desde lo no-verbal. Debía encontrar la forma de conectar con su vida interior, su rol como madre, sus responsabilidades familiares en oposición a sus deseos. Todo ello me ofrecía una serie de libertades con mucho lugar para la creatividad. Y había que fijarse también en la temporalidad: describir su evolución, cómo pasamos de su juventud a la vejez. La diferencia entre lo que espera y lo que termina siendo. Un recorrido de 25 años que fue muy enriquecedor para mí como actriz.

    LS: Tiendo a ser muy catastrofista y constantemente temía que fuera a pasar lo peor, pero durante el rodaje fue increíble cada vez que preparábamos una escena y entraba Annabelle. Entonces lo notábamos: su fuerza como actriz, la fuerza del personaje. Porque el personaje de Rose lo es todo. La gente me dice que hablo de ella como si existiera, pero es que justamente se trata de eso.

    Tiendo a ser muy catastrofista y constantemente temía que fuera a pasar lo peor, pero durante el rodaje fue increíble cada vez que preparábamos una escena y entraba Annabelle. Entonces lo notábamos: su fuerza como actriz, la fuerza del personaje

    Mi hermano pequeño es un drama sobre la inmigración que aborda cuestiones como el racismo y el machismo, pero ante todo lo percibo como una historia generacional, donde una madre y sus hijos se alejan según van diferenciándose sus formas de vida.

    LS: Los personajes de los hijos son centrales: Ernest es mi hermano pequeño como podría ser mi primo. Y es cierto que la inmigración está ahí, forma parte de la película, pero no es el centro. Antes que inmigrantes somos personas, por ejemplo mi padre y yo: ambos venimos de mundos diferentes, él tiene una visión del trabajo que yo no tengo y discutimos continuamente sobre cierta concepción de la “libertad”: sobre la necesidad de prepararlo todo para que tus descendientes sean “libres”. Es lo que marca a Rose: esa idea de que todo sirva para algo al margen de nuestra procedencia, de que todos tratemos de salir adelante en un país sin importar el país donde nos encontremos.

    Francia tiene una gran tradición de cine social, ¿has manejado alguna referencia concreta para la película? Me he fijado por ejemplo en la ternura con la que rodáis los momentos íntimos…

    LS: Referencias como tal no he manejado ninguna. Mi operadora de cámara siempre me pedía que le sugiriera alguna película, pero yo le hablaba sobre todo de películas a las que no quería que se pareciera. Quería que fuera un poco sombría, un poco árida… quizá tenga algo del estilo de Jane Campion o John Cassavetes. Aunque esa mezcla de ternura y dureza no fue algo que llegara a meditar. Cuando vi el producto final me topé con que así era cómo veo las cosas. Descubrí que la película se había terminado pareciendo a cómo veo la vida.

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