La primera idea que llegó al estudio de Warner Bros. fue la de Joel Schumacher, director de Batman Forever y Batman y Robin. Esta película, titulada provisionalmente Batman Unchained, contaría de nuevo con Clooney y O'Donnell como Batman y Robin, respectivamente, pero sin Alicia Silverstone como Batgirl.
El director tenía en mente hacer una cinta muy oscura con Nicolas Cage como El Espantapájaros y Courtney Love como Harley Quinn, dos nuevos villanos que odian a Batman por diferentes razones, uno tiene una vendetta personal contra Wayne, mientras que otra odia al superhéroe. En esta ocasión, la idea del guionista Mark Protosevich no era otra que convertir a Quinn en la hija de El Joker de forma que ella quisiera vengarse con todas sus fuerzas del asesino de su padre, con el que se enfrentó Batman en la cinta de 1989. Inevitablemente ambos villanos se conocerían y unirían fuerzas para destruirle.
Para este fallido proyecto, Warner también quería contar con cameos de Danny DeVito (El Pingüino), Michelle Pfeiffer (Catwoman), Tommy Lee Jones (Dos caras) y Jim Carrey (Enigma). Todos ellos aparecerían como demonios del pasado de Batman en una escena en la que el personaje está alucinando y debe hacer frente a anteriores villanos.
