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    16 sagas cinematográficas que nunca despegaron

    El principal propósito de la mayoría de los 'blockbusters' que se han ido estrenando en los últimos años es formar parte de una saga longeva que provea de aún más beneficios. Aunque no siempre sale bien.

    La brújula dorada (Chris Weitz, 2007)

    Es momento de que hablemos del efecto Señor de los Anillos, porque es el causante de unas cuantas sagas fallidas de esta lista. Cuando El retorno del Rey se estrenó en 2003 el mundo asistió no sólo a la insospechada entrega de hasta 11 Oscars para una película de orcos y hobbits, sino también a cómo multitud de estudios trataban de sacar tajada de su éxito depositando la vista en cualquier obra de fantasía heroica. Mundos alternativos, ambientación medieval, explosión de CGI... la obra de Jackson mostró que esta mezcla podía funcionar, y la propia productora que la había financiado, New Line Cinema, quiso repetir jugada con La materia oscura, saga de tres libros escrita por Phillip Pullman

    Tripictures

    Todo comenzaría con La brújula dorada y, era de esperar, seguiría con La daga y El catalejo lacado, y Daniel CraigNicole Kidman fueron contratados para darle lustre al invento. Sin embargo, los cambios que New Line se veían obligados a hacerle al argumento -de grandes connotaciones anti-religiosas- provocaron el cabreo de Pullman y las sucesivas intentonas del director Christ Weitz de abandonar el proyecto. Cuando llegó a las pantallas, el público se encontró con un espectáculo poco menos que incomprensible, y desde luego no tuvo ganas de secuela alguna. 

    Eragon (Stefen Fangmeier, 2006)

    Un año antes Fox también había querido unirse a la fiebre por la fantasía y fracasado en el intento, no tanto por la taquilla -que no fue demasiado mala- como por la obscena calidad que atesoró el producto. La novela en la que se basaba Eragon había sido escrita por Christopher Paolini cuando apenas contaba con 15 años, y además de que ya de por sí eran indisolubles de su argumento los ecos a El Señor de los Anillos y, sobre todo, Star Wars, el director debía esforzarse bastante en salvar los muebles. 

    20th Century Fox

    No lo hizo. Los efectos digitales eran bastante reguleros, el ritmo de una morosidad agobiante, y parecía que ningún miembro del reparto quería estar ahí -sólo Garrett Hedlund se lo pasaba bien, por supuesto como el Han Solo de turno-, provocando una avalancha de críticas negativas y la instantánea cancelación de más secuelas. Viéndola, uno hasta llegaba a enfadarse un poco con Peter Jackson por haber provocado indirectamente este tipo de cosas. 

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