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    16 sagas cinematográficas que nunca despegaron

    El principal propósito de la mayoría de los 'blockbusters' que se han ido estrenando en los últimos años es formar parte de una saga longeva que provea de aún más beneficios. Aunque no siempre sale bien.

    Marvel, DC, Star Wars, monstruos gigantescos, monstruos clásicos... vivimos la era de los Universos Cinematográficos, que no dejan de ser versiones más sofisticadas -y ambiciosas- de las sagas de toda la vida, esas series compuestas por varias entregas con las que el cine empezó a trabajar a finales de los 70, a partir de esa inesperada Guerra de las Galaxias dirigida por George Lucas. Antes, el agente secreto James Bond había inaugurado sus aventuras, y poco después un famoso arqueólogo se lanzaría en busca del Arca Perdida.

    Desde entonces, la mayor parte del cine 'blockbuster' está constituido por films que no quieren ni pueden disimular su intención de dar lugar a secuelas y secuelas, aprovechándose de que parten de obras originales que así están estructuradas -como el caso de Harry Potter o el cine de superhéroes-, y que si el público conecta con los personaje querrá volver a verlos varias veces más. Pero en ocasiones esto no sale bien, estrellándose el film de turno en taquilla o cayendo tan mal al público que los planes son inmediatamente abortados... y hoy en SensaCine te mostramos hasta 16 casos diferentes a lo largo de la historia. 

    El señor de los anillos (Ralph Bakshi, 1978)

    Comenzamos con uno que durante varias décadas fue bastante doloroso para sus crecientes admiradores, hasta que un tipo llamado Peter Jackson retomó su idea y, así, la obra magna de JR.R. Tolkien llegó a la gran pantalla con todo lujo de medios. Antes, un artista de la talla de Ralph Bakshi (El gato caliente, American Pop, Cool World) había sido seducido por la obra del británico, y puesto en pie una ambiciosa superproducción animada que, además de contar con unos diseños impresionantes que luego calcaría sin disimulo el mismo Jackson, consolidó la compleja técnica del rotoscopio.

    Esto consistía en rodar escenas con actores reales para después colorearlas y conseguía, básicamente, que nos encontráramos ante los orcos más terroríficos de la historia. Si a esto le añadimos una adaptación que no escatimaba los detalles más escabrosos del original -como la violencia o los personajes inquietantes-, y una duración muy holgada, no es difícil comprender por qué fracasó en taquilla, aunque no deje de ser una pena que eso provocara la cancelación de su segunda parte -quedaba por adaparse la mitad de Las dos torres, y El retorno del Rey entero-, y la posterior realización de una intolerable continuación en la que Bakshi no tuvo nada que ver. Esperemos que la reciente propuesta de Amazon se lo tome un poco más en serio. 

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