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    Francis Lee (‘Tierra de Dios’): “En una buena cinta de amor importa la vida emocional de los protagonistas”

    El cineasta de Yorkshire estrena un singular romance protagonizado por dos granjeros que se enamoran. Se ha convertido en una de las cintas británicas del año.

    En Tierra de Dios seguimos la historia de amor de Johnny Saxby (Josh O’Connor), un chico que trabaja en la granja de ovejas de su familia, en el Norte de Inglaterra, y Gheorghe (Alec Secareanu), un joven inmigrante rumano. La película es el debut en el largometraje de Francis Lee y una de los filmes británicos independientes más celebrados del año. Tras haber pasado por certámenes como Sundance, Berlín o el Festival de Cine Europeo de Sevilla, llega a nuestras salas esta delicada cinta de amor entre dos hombres en mitad de un paisaje rudo y poderoso. Hablamos con Francis Lee.

    ¿Cuál es el punto de partida de ‘Tierra de Dios’?

    Francis Lee – Crecí en Yorkshire, donde la película tiene lugar –mi padre es granjero, tiene una granja de ovejas, y yo he vuelto a vivir en la zona–, y el paisaje de la zona siempre me ha dado una sensación increíblemente de expansión, creatividad y liberación, pero, por otra parte, es un paisaje que aísla mucho, brutal, y problemático. Así que mi punto de partida fue el paisaje, porque nunca había visto este lugar retratado de la manera en la que yo lo veía y lo había vivido. Así que quería contar una historia que fuera personal –no autobiográfica–, que se acercara a cómo yo sentía ese lugar.

    De este modo, podríamos decir que el cine te ha hecho volver a tus raíces, a tu lugar de nacimiento.

    F. L. – Sí, exacto. Completamente.

    Hablas del paisaje como un escenario brutal y expansivo. También lo son los personajes. ¿Cómo articulaste la personalidad de Johnny y Gheorghe, los protagonistas?

    F. L. – Estaba muy interesado en encontrar a un personaje que es un solitario y que está aislado, algo reprimido, como le sucede a Johnny. Y quería explorar a partir de él cómo una persona con esa personalidad y circunstancias puede abrirse, al menos lo suficiente, y amar y ser amado. Por otra parte, siempre quise que el que entrara en el mundo de Johnny fuera un forastero. Comencé la película hace seis años y tuve que parar el proyecto porque no tenía dinero, así que tuve que buscar un trabajo. De este modo, encontré trabajo en un desguace, donde conocí a un compañero de Rumanía, y nos convertimos en buenos amigos. Como muchas personas, emigró a Reino Unido, junto a su mujer y familia en busca de una vida mejor, y me marcó mucho su experiencia, porque justo cuando Rumanía se incorporó a la Unión Europea, la prensa sensacionalista comenzó a publicar una serie de reportajes alarmistas alertando de que los rumanos iban a “invadir” el país para aprovecharse de nuestro sistema. Todo fue muy hostil, pero mi compañero logró sobrellevar estos prejuicios. Fue él quien me llevó a investigar sobre Rumania. Me encantaba la idea de que Gheorghe viene de un background similar a Johnny, pero su actitud ante la vida es completamente diferente. Y me gustaba mucho esa idea de ahondar en una masculinidad con ese instinto maternal tan acentuado.

    Me gustaba mucho la idea de ahondar con el personaje de Gheorghe en una masculinidad con ese instinto maternal tan acentuado.

    Una de los aspectos es la delicadeza con la que tratas el arco de transformación de tus personajes. Habitualmente este tipo de historias de amor suele cargar las tintas, y en el caso de ‘Tierra de Dios’, la película se va volviendo poco a poco más amable. ¿Tuviste claro ese tipo de tratamiento desde el principio?

    F. L. – Personalmente no creo que el personaje de Johnny cambie mucho a lo largo de la película. Cambia, sí, pero es una transformación muy liviana. Sigue siendo un personaje problemático, aunque al experimentar lo que son los afectos y los cuidados cambia. Los protagonistas se esfuerzan mucho por entenderse. Creo que no sería correcto no darles una oportunidad para que lo intenten.

    Otra de las cuestiones de 'Tierra de Dios' es la visión de la Inglaterra rural y la ausencia de relevo generacional en las pequeñas granjas ¿Sucede así en realidad?

    F. L. – El problema radica en que las granjas pequeñas, como la de la película, a menos que se especialicen en algo o diversifiquen o acumulen más tierra, no sobreviven. Tienen que transformarse por completo, porque si no desaparecen. De hecho, y este es un dato interesante, la granja en la que rodamos la película ya no existe. El propietario vendió el terreno y van a construir una urbanización.

    No son muy habituales las cintas de amor protagonizadas por personas de mismo sexo. ¿Crees que el público está acostumbrándose a dejar de lado los prejuicios sobre la orientación sexual de los perosnajes en las películas?

    F. L. – Personalmente, las historias de amor protagonizadas por personajes del mismo sexo no me parecen inusuales. Y al respecto me atrevo a decir que este año en concreto las películas más potentes que he visto son cintas románticas protagonizadas por personas homosexuales. Al final, en una buena historia de amor no importa la orientación sexual de los personajes, sino su vida emocional. En Reino Unido lleva más de diez semanas en cartelera –y estoy muy contento–, y parece que el público ha entendido que es una historia de amor que intenta ser auténtica, llegar al corazón y emocionar. Da igual que sea entre dos hombres.

    Los protagonistas de 'Tierra de Dios' se esfuerzan mucho por entenderse, y creo que no sería correcto no darles una oportunidad para que lo intenten.

    Explícanos el título, ‘Tierra de Dios’.

    F. L. – Los habitantes de la zona que hacen bandera de Yorkshire llaman al lugar ‘Tierra de Dios’, y es un dicho que había oído desde niño, porque nací ahí. Pero me encantaba su polisemia, en el sentido de que el paraíso, sea cual sea su verdadero significado, puede estar donde tú lo creas. Es un homenaje a mi tierra, pero también he hecho un examen de mis raíces.

    ¿Y cuál ha sido el resultado de ese examen?

    F. L. – Bueno, volví a Yorkshire para hacer la película y me he quedado a vivir. Así que imagino que saca buena nota.

     

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