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    Casey Affleck ('Light of My Life'): “Quería hacer una película postapocalíptica eliminando a los extraterrestres y a los zombis”

    Hablamos con el actor en la Berlinale sobre su nueva película, la paternidad y el movimiento feminista.

    Comparte Casey Affleck (Massachusetts, 1975) en la Berlinale que, por suerte, su hermano Ben siempre se ha decantado por las superproducciones, mientras que a él le puede el cine artesanal, cocinado a fuego lento. En esta disparidad en la manera de abordar sus carreras reside su buena relación fraternal, ya que nunca han tenido que medirse en un 'casting'. También ha marcado esta querencia por el bajo presupuesto y el tono minimalista de su debut como director en el género post apocalíptico, Light Of My Life.

    Casey asume junto a la actriz de 12 años Anna Pniowsky el protagonismo de este drama acerca de un padre y una hija en huida constante tras una pandemia que ha esquilmado la población femenina sobre la Tierra. Como explica el pequeño de los Affleck, que compite con este drama en la sección Panorama del Festival de Berlín:

    Me fascinan los zombis y los aliens. Así que quería comprobar cómo podía ser una película así, a la que le eliminas los muertos vivientes y los extraterrestres y en la que sólo ves cómo es la vida de dos personas en el bosque después de la catástrofe

    Su reválida tras la cámara después del falso documental I’m Still Here (2010), protagonizado por su entonces cuñado Joaquin Phoenix, le ha llevado nueve años. Pero durante nuestra entrevista no nos cuenta las penurias habituales de sacar adelante un proyecto. De hecho, explica que en el momento en el que decidió volver a dirigir, el rodaje se puso en marcha de inmediato. Lo que más le costó fue escribir el guión, porque no lo había concebido como tal.

    “He estado una década redactando escenas con mis hijos, sin tener idea de adónde me conducía aquello. Así que hay diseminados pequeños momentos biográficos y personales que han tomado forma en la película, como el hábito de inventarles cuentos”, revela el actor y director, que convirtió a su coprotagonista en niña porque sus dos chicos, Indiana August y Atticus, nacidos de su relación con Summer Phoenix, temieron que reflejara sus vidas en común y fuera embarazoso.

    El cambio de género, su rol de protector de la pequeña y los diálogos en los que su personaje clama por la dignidad y el respeto a las mujeres adquieren una lectura diferente en el escenario de la lucha global por la paridad. Sobre todo, por las circunstancias personales de Casey, del que se reavivó una acusación de acoso sexual durante el rodaje de su ópera prima en 2010 en vísperas de ganar el Oscar como actor principal por Manchester frente al mar (Kenneth Lonergan, 2016).

    A la pregunta de en qué medida responde la película a su propia paternidad y en qué medida a la lucha por la igualdad de género, contesta que siempre trata de escribir desde lo personal:

    No tenía en mente el movimiento feminista, porque la película fue rodada en enero de 2017, antes de que el debate abierto por #MeToo y Time’s Up formara parte de nuestra cultura. Lo que trato de mostrar es el equilibrio de esa etapa en la crianza en la que quieres dar autonomía a tus hijos sin dejar de guiarles y protegerles todavía

    Sea como fuere, y aislada de todo contexto, la segunda película de Affleck es un impecable drama distópico con énfasis en la relación paterno-filial, que transmite credibilidad y hondura tanto en las largas y juiciosas conversaciones entre padre e hija como en las breves, pero brutales, escenas de acción. Puede dar por momentos la sensación de déjà vu por la incorporación al elenco de Elisabeth Moss, protagonista de El cuento de la criada, y por futuros arrasados como los exhibidos en La carretera (John Hillcoat, 2009), Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón, 2006), e incluso Mad Max (George Miller, 1979), pero eso no le resta valor. Como tampoco la sensación de que la película envuelva un mea culpa.

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