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    Jorge M. Fontana: "En 'Boi', el coche funciona como un escaparate móvil de la ciudad"

    Protagonizada por Bernat Quintana, esta cinta independiente nos traslada al submundo de los chóferes a partir de la historia de un joven desorientado vitalmente.

    Pocas veces el cine español se atreve a tomar el volante de un coche, pero en Boi, el director Jorge M. Fontana nos cuenta la crisis personal del joven del título, quien a sus 27 años busca su lugar en el mundo mientras trata de empezar con buen pie en su nuevo trabajo como conductor privado.

    A lo largo de tres días, el protagonista (Bernat Quintana) vivirá junto a Michael y Gordon, dos empresarios de origen asiático que han venido a Barcelona por motivos de negocios, una serie de experiencias que le llevarán de punta a punta de Barcelona y le harán replantearse unas cuantas cosas. Con motivo del estreno de esta sorpredente cinta independiente, Jorge M. Fontana atiende vía teléfonica a SensaCine.

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    Cuéntanos cuál fue el punto de origen de ‘Boi’, esta historia sobre un joven conductor que no sabe adonde dirigirse en su vida.

    Jorge M. Fontana – El recorrido por el cual nació Boi fue inesperado. Tenía un guion para otro largometraje que no estaba avanzando en términos de producción, y un amigo de una revista que se llama Apartamento me propuso escribir un texto breve, de unas dos páginas, para la publicación. Y de ahí, salió un texto que era un ejercicio libre, que poco a poco, tomó tal envergadura que sentí la necesidad de expandir esa historia, aún sin saber muy bien hacia dónde iba a llevarme. Un día conozco a Pedro Hernández de Aquí y Allá Films, le presento la historia que transformé en un guion, que entonces se titulaba Sangre razonable, y a partir de ahí comenzamos a construir el largo. De eso hace ya cuatro años.

    ¿Por qué decidiste que ‘Boi’ iba a suceder en un coche con el protagonista como chófer? 

    Jorge M. Fontana – Desde el principio, el lugar de la historia era el propio Boi. Es un creador de hsitorias y es su mirada la que vehícula la película El coche funciona un no-lugar, pero también como un escaparate móvil de la ciudad. Nos permitía muchos escenarios y al mismo tiempo, era la puerta de entrada al submundo de este oficio, el de los chóferes privados, y al submundo de estos coches que parece que no existan, que parece que se esconden en la sombra.

    ¿Qué encontraste en Bernat Quintana para que encarnara a Boi?

    Jorge M. Fontana – Bernat es un rostro que ha crecido con la cámara, en muchas series de la televisión catalana y además ha hecho mucho teatro. Fue de los últimos en realizar el casting y al verle hacer la prueba de casting fue una iluminación. Al principio no estaba muy convencido, porque buscaba a alguien más joven, pero me conquistó. Me reí mucho de su prueba. No me malinterpretes: cuando me rió mucho con alguien es buena señal. Y ya después, al hablar, me sorprendió su franqueza al decirme que en Boi veía un personaje algo torpe. Eso me gustó mucho. Y ya, aparte de sus cualidades interpretativas, tiene este aspecto de post-adolescente muy peculiar. Es tiene 34 años, es algo más mayor que el personaje, pero tiene esta calidez juvenil con la que es fácil encariñarse y sentir empatía. Al mismo tiempo, hay algo en él que provoca cierta inquietud y que nos hace ver que esconde un mundo secreto. Y también veo en él un tipo anacrónico Como que no encaja con lo actual.

    Teníamos claro que el celuloide era el tipo de textura que iba a acompañar de manera más idónea al personaje, por ese punto anacrónico y nostálgico que tiene. Boi escribe a mano. Esta película, por ejemplo, podía ser un relato escrito por el, con tachaduras…

    Háblanos del trabajo de dirección. No ha debido ser fácil filmar ‘Boi’ dado que es una película que sucede en un coche (dentro, fuera, siguiéndolo). Y menos en analógico.

    Jorge M. Fontana –. Llevo trabajando con Nilo [Zimmerman], el director de foto, desde mi primer corto, cuando tenía 10 años, y, aunque he hecho pocos trabajos en el mundo del cine, casi siempre me he podido permitir trabajar en celuloide, sea en 8, 16 o 35 mm. El haber trabajado previamente en este material ya nos había dado una disciplina, a pesar de que jamás habíamos hecho algo parecido a lo de Boi, que era muy complejo. En fin, asumimos el riesgo y he de agradecer a Pedro [Hernández] que confiara en la propuesta. Por otra parte, había justificar el hecho de filmar en cine. Teníamos claro que el celuloide era el tipo de textura que iba a acompañar de manera más idónea al personaje, por ese punto anacrónico y nostálgico que tiene. Boi escribe a mano. Esta película, por ejemplo, podía ser un relato escrito por el, con tachaduras… Así que, en este sentido, el celuloide nos proporcionaba un tipo de imagen que se ajustaba mucho a la personalidad del protagonista. Por la logística de filmar en el interior del coche, tengo que confesar que, aunque no quede muy bien decirlo, que nos ayudó mucho para las escenas en el interior del coche que el foquista no fuera muy alto.

    ¿Cuál fue la hoja de ruta para filmar Barcelona huyendo de las clásicas imágenes de la ciudad?

    Jorge M. Fontana – Cuando ves películas de ciudades muy reconocibles filmadas por cineastas que, además, viven ahí y enseñan las clásicas postales… La verdad es que no me gusta mucho. La mirada sobre la ciudad tenía que ser la de un oriundo y, por tanto, se trataba de encontrar unos lugares propios y ligados al protagonista. Teníamos claro que Boi era un personaje que representaba a la Barcelona más clásica y los chinos, a esta Barcelona más moderna y cosmopolita. Y la búsqueda de localizaciones pasó por coger el coche y pasear por la ciudad, redescubriéndola, de Hospitalet a Sant Andreu.

    La mirada sobre Barcelona tenía que ser la de un oriundo y, por tanto, se trataba de encontrar unos lugares propios y ligados al protagonista.

    El estreno de ‘Boi’ viene acompañado de la publicación de un libro de fotografías ‘Sangre razonable’, que es además el título de esta novela que escribe Boi durante la película.

    Jorge M. Fontana – Sangre razonable era el título de la película hasta que comenzó el rodaje, que decidió conservar como título de la novela de Boi. El libro nace de la iniciativa de Adrià Cañameras, que me propuso hacer de foto fija en la película sabiendo que también aprovecharía para sacar algo personal. En fin, fue una suma de energías con Pedro Hernández. En el libro encontraras, además de las fotografías, el texto original de la novela de Boi. Ese texto es como una ensoñación que tiene el personaje mientras circula por un túnel urbano antes de ir a recoger a su primeros clientes. Cinco años después, este libro al final parece ser esta ensoñación, porque son imágenes que pertenecen al rodaje pero desde la perspectiva de Adriá, que es otra y se parece más a esa ensoñación de la que hablo en el texto que la propia película.  

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