La temporada 3 de The Good Doctor está a tan solo un episodio para terminar y las palabras del 'showrunner' David Shore ya adelantan que podemos prepararnos para cualquier cosa. El final de esta entrega se ha dividido en dos partes y a comienzos de esta semana ya pudimos ver a los médicos del St. Bonaventure enfrentándose a las consecuencias de un terrible terremoto.
"Ciertamente, son dos horas realmente intensas. Somos una serie muy emocional, no creo que melodramática. Somos dramáticos, te haremos llorar y te haremos sonreír. Es un cliché, pero realmente nos esforzamos por hacerlo y lo hemos aumentado en estos dos últimos episodios", comparte Shore.
Aunque los avances ponían en peligro a Glassman (Richard Schiff), Melendez (Nicholas Gonzalez) y Lea (Paige Spara), por quien realmente tenemos que temer es por el propio Shaun (Freddie Highmore). El cirujano intentó rescatar a Lea de la cervecería en la que se encontraba y, por el camino, atendió a una mujer que se encontraba gravemente herida. Mientras espera que alguien vaya a por ellos, una tubería se rompe y comienza a llenar de agua la habitación en la que se encuentran. Una situación límite que veremos solucionarse en el siguiente episodio.
Esta tragedia marcará a los personajes, pero especialmente significará un antes y un después en la relación entre Lea y Shaun, muy afectada por la respuesta de ella ante la declaración de amor.
Shaun no está intentando conducir una relación, él ya sabe cómo es. Hay muchas conversaciones interesantes bajo tierra con una persona que se enfrenta a la muerte sobre lo que eso significa, pero este es un episodio sobre Shaun siendo Shaun y lo que significa realmente para Lea, lo que significa para él y lo que debería significar. Lo que vemos en el episodio son prioridades siendo redefinidas o recordadas
El 'showrunner' ve una similitud con lo que estamos viviendo a raíz de la expansión del coronavirus: "Es lo que sucede en situaciones que vivimos actualmente como sociedad. En el día a día, hay cosas que crees que son importantes y, de repente, te llegan problemas mayores que tienen que ver con la mortalidad o con las responsabilidades con nuestros seres queridos y esas pequeñas objeciones tienen menos importancia”.
Fuente: EW
