Crítica de SensaCine.com para Las crónicas de Narnia: El príncipe Caspian: Más batallas igual decepción

Tras la primera entrega de la saga, Andrew Adamson acometió también la dirección de la segunda, 'Las crónicas de Narnia: El príncipe Caspian', abandonando la luminosidad de la primera y creando una película mucho más oscura y sombría; también deja de lado el lirismo en aras de una épica excesiva y casi exagerada. A diferencia de la anterior, 'Las crónicas de Narmia: El príncipe Caspian' se estructura alrededor de unas largas secuencias de batalla que imprimen a la película de un mayor dinamismo. Adamson muestra una mayor solidez visual pero también una mayor aparatosidad y un barroquismo escénico. En su puesta en escena se aleja diametralmente del trabajo que realizó en 'Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario'. Pero bajo dicha aparatosidad se esconde en realidad un trabajo visual plano y funcional en aras de sacarle el mayor partido a los efectos especiales y entregar a los más jóvenes un entretenimiento de acción pura y dura. Y que apenas tiene que ver con el universo poético creado por Lewis.

A favor: Las batallas, que aunque demasiado largas, al menos entretienen.

En contra: La duración y lo funcional de la ejecución visual.