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    Hotel Transilvania
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Hotel Transilvania

    Monstruitos S.A.

    por Paula Arantzazu Ruiz

    En 1967, la factoría Rankin-Bass convocaba a la plana mayor de los monstruos de la Universal en Mad Monster Party, una joya de la animación en stop motion que les rendía un sentido homenaje lleno de cariño y también de mucho beat. En su reciente Frankenweenie, Tim Burton ha reunido asimismo y también en stop motion al ABC del catálogo monstruoso del estudio (y demás) no para decidir el futuro del Consorcio de Monstruos, como sucedía en aquella película, sino, en una edad más temprana, como compañeros de instituto de un suburbio residencial tan del gusto del cineasta darks. En clara línea continuista con esta pequeña tradición del género fantástico y de animación se sitúa Hotel Transilvania, del recién llegado a la dirección Genndy Tartakovsky, con muchas menos pretensiones a la hora de rendir tributo a la historia fílmica y sí con el claro objetivo de hacerles llegar a los menores de edad algo así como el quién es quién de tan ilustres protagonistas.

    En Hotel Transilvania, el Conde Drácula gestiona un resort para monstruos, alejado del mundanal y peligroso ruido de los humanos. Hasta que, claro, su hija Mavis se enamora de uno que se ha colado en su fiesta de 118 cumpleaños, donde están invitados los amigos más cercanos de la vampírica familia. Sin duda lo más divertido del trabajo es el desfile de las criaturas por el hall del hotel durante el arranque de la cinta: desde un Frankenstein recién llegado vía postal a un Hombre Invisible con miopía o la Momia. En esa presentación se nota el disfrute de Tartakovsky, quien no evita recrearse en las singularidades de cada uno de ellos en cuanto puede. No puede decirse lo mismo de Mavis y Jonathan, vampirita y humano, cuyo romance no acaba de tomar la presencia que sí poseen los personajes secundarios, que en su versión original tienen la voces de Steve Buscemi y Cee Lo Green. A los pequeños de la casa (y a lamentablemente gran parte de los espectadores patrios mayores de 18 años) este detalle no será importante, y con razón, porque pese a un capitalizar un cast de cierto estatus y un buen puñado de ocurrentes chascarrillos, el trabajo no busca la complicidad de los adultos, sino simple y llanamente entretener a los menores. Lo consigue, pero con concesiones que le harán a más de uno levantar la ceja.

    A favor: El estilo retro del dibujo. Muy encantador.

    En contra: ¿Drácula rapeando? ¿En serio?

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