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    The Possession (El origen del mal)
    Críticas
    2,0
    Pasable
    The Possession (El origen del mal)

    Exorcismos versión 293020102833909

    por Alejandro G.Calvo

    No voy a engañar a nadie, no veía una película del danés Ole Bornedal desde 1997, año en que tuve acceso tanto a 'El vigilante nocturno' (ganadora en Fantasporto en 1995) como a su remake americano, 'La sombra de la noche'; ambas dirigidas por él. Eran los tiempos (oscuros) de 'Tesis' donde triunfaba un horror light, casi sin sangre, más centrado en lo psicológico y en lo ambiental, con una elegancia forzada y una preocupante tendencia a saturar la imagen con claroscuros (cuando el manierismo se apodera de lo clásico acaba por difuminar sus contornos hasta convertirlo en un espejismo de sí mismo). Alfred Hitchcock era la referencia a seguir –algo bueno- pero el pentagrama aplicado era torpe, una fotocopia de una fotocopia de una fotocopia, que a base de perder sus sutilezas acabó por olvidarse de su sentido ontológico primigenio.

    ¿Qué ha hecho Ole Bornedal desde entonces? Ni idea. Si miro iMDB sólo veo títulos que desconozco, la mayoría de ellos películas para televisión; todo ello, eso sí, dentro del cine de género. Así que supongo que la primera (y la última) alegría que nos da esta 'The Possession' es precisamente esa: la recuperación de un cineasta defenestrado al oficio que, sobre el papel, mejor se le da. Para ello se ha lanzado a adaptar un guion de los mismos que firmaron el libreto de la estimable Señales del futuro, en lo que vendría ser la enésima película de exorcismos con niña gritona por el medio.

    Y es que poco o muy poco añade 'The Possession' al subgénero en el que bucea: polillas, ojos que giran sobre sí mismos y un exorcista-judío-ortodoxo con (son palabras de Jordi Costa) la cara de Chris Martin, líder de Coldplay. El resto: serie C con presupuesto de A, escasos recursos formales y actores con cara de estar pasándolo tremendamente mal. Una falta de ideas tremebunda que hace que la película sea un producto insípido, aburrido, prescindible. Vamos, da más miedo cualquier telediario de sobremesa. Quizás por ello Bornedal abre la película recordando que "está todo basado en hechos reales". Mentira de las gordas.

    A favor: Es corta. No llega ni a los noventa minutos.

    En contra: Que el exorcista no cante "Ritmo de la noche".

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